Inundaba la calle el aroma a azahar. Aquella mañana estrenamos un
pedacito de nuestra historia como se estrenan cada Domingo de Ramos esas
pequeñas cosas que configuran nuestra esencia.
insignificantes rocas que configuran el cauce por el que navegas. Te
esperábamos envueltos en una fascinante fusión de inquietud, ansiedad,
expectación…nutrida por la carencia del año previo, ese que nos privó de tu
presencia, y nos obsequió únicamente con unos destellos de tu esencia gitana en
el cancel de tu puerta, mientras la lluvia regaba nuestros cuerpos y Tú
rociabas nuestras almas. Cómo olvidar aquél momento extraordinario, excelso…. Y
ahora, allí estábamos, al borde de la felicidad absoluta que destila tu sonrisa
de Madre, la que se ofrece al universo mientras le roban su joya más preciada.
que pudiera parirse un sendero entre la bulla impresionante, pero una vez más, lo
imposible se produjo. Un cortejo de túnicas blancas y verdes se derramó por
nuestras orillas. Los ciriales anunciaron la llegada de tu hijo y Bailío se
hizo silencio. Su inmensa nave progresó a través de la noche, y una marcha
convocó a la oración. El silencio se convirtió en clamor, el clamor en devoción
y la devoción en Pasión; Y la perfecta simbiosis de música y costal creó arte
para regalarnos una sucesión de momentos indescriptibles que desbocaron
nuestros corazones. Cuando reviró en dirección a tu antiguo barrio, supimos que
nuestra desazón se transmutaría en necesidad renovada, que nos dominaría hasta
que tu paso nos regalase tu presencia. Los minutos se hicieron eternos mientras
las dos hileras de nazarenos derramaban la cera de sus oraciones sobres las
piedras de la cuesta que se había transformado en un trozo de Cielo.
luminosidad de tu candelería comenzó a hacerse nítida. Y observamos tu palio de
malla atravesado por la noche de abril, y la mecía de tus bambalinas
acariciando nuestras ilusiones y se inundaron con tu mirada los rincones de
nuestras entrañas y se transformaron nuestros desasosiegos en infinita
Esperanza. Y las palabras se apagaron para mutar primero en silencio, después en
éxtasis y al fin en una explosión de palmas que te glorificaban, porque el
aplauso del gentío es alabanza verdadera de devoción pura y plena que siempre
adornó y adornará tu bendita ribera, aunque la inquisición ignorante de unos
pocos pretenda amordazar al pueblo. Y tras el delirio, la calma…todo acabó en
un suspiro… con tu verde manto perdiéndose en la corriente del río y tu
ausencia en mi corazón hasta que nuestras miradas se encuentren de nuevo, en la Gloria de mis sueños…
ser candelero
ilumine tu mirada
el humilde costalero
con su sudor te alaba.
ser el pañuelo
ahogar tus amarguras
ser palio bajo el Cielo
de azahar, gloria y luna.
ser terciopelo
engalane tu figura
capataz del velero
atesora tu hermosura.
ser nazareno,
marcha y mantilla,
y saetero
sentirme en tu orilla.
diciembre de 1939, fiesta de la Inmaculada Concepción,
un grupo de hermanos se reúne para fundar una Hermandad en la parroquia de
Santa Marina de Aguas Santas. El 28 de enero de 1940, se erige canónicamente en
el mencionado templo la «Piadosa Hermandad y Cofradía de Penitencia
del Santo Cristo de la
Sentencia y María Santísima de la Esperanza», se
aprueban sus primeros estatutos, adoptándose como escudo una «áncora
abrazada por una Corona de Espinas», símbolos respectivos de la Esperanza y de la Pasión, a los que tiempo
después se añadirían dos símbolos referentes a la estrecha vinculación con la
parroquia de Santa Marina de Aguas Santas; el Dragón de Santa Marina y su Palma
de Martirio.
El Domingo de Ramos, día 17 de marzo de 1940, a las siete
y treinta de la tarde, la Cruz de Guía se pone por
primera vez en la calle con María Santísima de la Esperanza. La imagen mariana que por aquél entonces se venera, es una antigua escultura de autor anónimo,
talla completa y dimensiones algo inferiores al natural, propiedad particular. Esta imagen,
muy popular entre el colectivo gitano cordobés, concitó
que buena parte de sus primeros cofrades fuesen de raza gitana marcando para
siempre «el estilo, la forma de procesionar y de estar” en la calle de la Hermandad. El 27
de mayo de 1947 fue
bendecida la actual imagen de Mª Stma de la Esperanza y el 27 de
mayo de 1954, la de Nuestro Padre Jesús de las Penas, ambas del
maestro Juan Martínez Cerrillo.