Cádiz, Galerias

Así es la nueva imagen de Miguel Ángel Caballero Pérez

La Parroquia de la O de la localidad gaditana de Rota ha acogido la bendición de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Pasión en su Prendimiento, titular cristífero de la Hermandad de Nuestra Señora del Rosario Coronada. La imagen, donada por un nutrido grupo de hermanos, fieles y devotos, ha sido tallada y policromada por el escultor-imaginero Miguel Ángel Caballero Pérez, para cuyo trabajo se ha inspirado en los modelos propios del barroco andaluz en la escultura religiosa del siglo XVIII.

La imagen de Jesucristo, de 183 cm de altura más la peana, ha sido tallada íntegramente en madera de cedro real y policromada al óleo. A pesar de ser una imagen de vestir, se halla anatomizada completamente, a falta de los brazos, que son articulados por sistema de rótulas con muelles antidilataciones, monomandos para ajustar el grado de apriete de los mismos desde el exterior de la túnica y espigas imantadas para las manos.

Entre otros aditamentos lleva pestañas de pelo natural realizadas a mano para los párpados superiores. La boca está tallada en su interior completamente y lleva dientes de protésico dental. Lleva una lágrima de vidrio fundido a mano para la mejilla izquierda. Para la sujeción de la imagen se han colocado casquillos antigiro para de esta manera evitar la manipulación por encima de la peana y los consecuentes posibles daños por traumatismos.

La iconografía de la imagen atiende a Cristo maniatado e itinerante en el momento de ser prendido por la guardia del Sanedrín en el Huerto de los Olivos. Sobre la frente, los laterales del rostro y el cuello pueden apreciarse aún regueros de sudor mezclado con sangre de la hematridrósis acaecida momentos antes en la Oración en el Huerto.

El estilo de la talla es el Neobarroco. La imagen responde a las características propias del estilo que el autor lleva perfeccionando durante los últimos diez años y que se ve fuertemente influenciado por el barroco de mediados del XVII y principios del XVIII, del foco artístico jerezano a partir de la llegada a la ciudad del escultor flamenco José de Arce y sus seguidores, de tanta raigambre en la comarca. El rostro del Señor es de facciones hebreas muy varoniles, inspiradas en parte en datos de la Sábana Santa. La barba y el cabello están ejecutados en masas compactas con movimiento, de manera que no quede forzado y sí con efecto pictórico. La expresión del rostro se ha querido reflejar el dolor psíquico por el abandono de los discípulos, resignación ante la voluntad del Padre y humildad del Dios que se hace hombre y se entrega voluntariamente a su Pasión. Se ha hecho mucho hincapié en que, sobre todo, la imagen tenga una profunda Unción Sagrada que conecte la mirada con el fiel y facilite la oración.

La imagen está concebida de manera itinerante en un ligero contraposto. El peso del cuerpo se apoya en la pierna izquierda, que es la que está más adelantada. Esto hace que la cadera de este lado quede más alta, a su vez es el hombro contrario el que queda más alto que el izquierdo. La pierna derecha queda atrás, con el pie sólo apoyado en la punta, en ademán de adelantar el paso. Para contrarrestar el movimiento del cuerpo, evitar el frontalismo y que la imagen del Señor quede hierática, su cabeza se inclina y gira suavemente hacia su derecha.
Como curiosidad la peana lleva tallado en el frente el lema “YO SOY”.

Durante la Bendición la Hermandad del Rosario quiso agradecer de forma pública la colaboración de todas aquellas personas que de forma anónima han contribuido con su donación a que esta talla sea una realidad y pase a formar parte junto a la patrona de la villa de la hermandad rosariana.

La Imagen fue bendecida en la Fiesta Litúrgica de Jesucristo Rey del Universo en la Iglesia de la O por su párroco y director espiritual de la hermandad, el padre D. José Arjona Gil, en torno a las 11.45 horas. Actuó como madrina de la bendición la Antigua y Fervorosa Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno, María Santísima de la Amargura y San Juan Evangelista de Rota.

La orfebrería de las potencias, han sido ejecutadas por Antonio García Falla bajo diseño y esculturas de Miguel Ángel Caballero Pérez, están basadas en las antiguas ráfagas de la Virgen del Rosario Coronada. 

Formado en como escultor profesional en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla demostró un extraordinario dominio del dibujo y de las formas escultóricas. Allí recibió clases, entre otros, de maestros de la talla de Sebastián Santos Calero y Constantino Gañán Medina. A pesar de aquella juventud el talento, la precisión, la profesionalidad y la originalidad ya eran realidades palpables en su joven producción.

El amor por el detalle, el dominio formal y el espacio tanto gráfico, pictórico como volumétrico eran marcas de las distintas obras que le irían definiendo como escultor. Durante aquellos exigentes años de formación no era necesario ser ningún visionario para saber que, con seguridad, Miguel Ángel Caballero sería una gran figura de la escultura tanto civil como sacra.

Como escultor e imaginero profesional, ya en plena madurez de su obra, Marisa Vadillo, Doctora en Bellas Artes y Profesora de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla, destaca la fuerza, originalidad y sensibilidad que transmite en la narración de sus piezas. Unas esculturas a las que acompaña por igual el drama, el amor, la pasión o la piedad. Así ocurre con su trío escultórico Monaguillos Turiferarios (2013) en el que se puede disfrutar de la infancia y la devoción de unos personajes y gestos magníficamente resueltos tanto desde su ámbito técnico como sacro.

O en su magnífico San José (2012) que lleva en brazos al Niño Jesús. El amor paternal, la entrega, la protección o la ternura son sentimientos universales que no ocultan en esta pieza la originalidad con la que está tratado el tema sacro. Una potencia religiosa que no evita que cualquier padre o madre pueda reconocerse en ese amor que transmite el gesto y la mirada del protagonista.

En definitiva, -concluye la doctora- acercarse a la interesante obra de Miguel Ángel Caballero Pérez implica la oportunidad de poder disfrutar un conjunto que no deja indiferente al más exigente público desde el ámbito plástico al civil o al sacro y la confirmación de lo que muchos sabíamos hace tiempo: que es un gran escultor.