Como cada año, con la llegada de la Cuaresma, nuestro compañero Antonio Poyato realiza todo un peregrinar por las iglesias de Córdoba para realizar una maravillosa crónica gráfica que inmortaliza a las dolorosas cordobesas ataviadas del modo más sencillo, vestidas de hebrea. Según explica el compañero Jesús Montaño, el origen de esta manera de ataviar a las vírgenes se encuentra en Sevilla, a principios del siglo XX, y fue, como tantas otras, idea de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordador y diseñador sevillano y auténtico “creador” de la Semana Santa contemporánea.
La primera de las imágenes que fue vestida de este modo fue la Virgen de la Hiniesta de San Julián, en Sevilla, de la cual Juan Manuel era el vestidor, vestimenta que posteriormente empleo en la Esperanza Macarena, la cual también lució este singular atuendo. La vestimenta de hebrea ofrece distintas variaciones de colores o tejidos, pero suele presentar normalmente un manto en raso, que puede ser de diversos tonos, si bien se utiliza también el terciopelo. La idea de Rodríguez Ojeda obedecía a disponer a las dolorosas del modo más sencillo posible, para representar es a la Virgen humilde y sencilla, como una mujer hebrea, por ello, los tocados de hebrea son siempre de telas lisas, sin adornos, y como elemento más característico, el cinturón o fajín.
En la tercera entrega de este año, Antonio Poyato ha continuado su peregrinar por tres templos de tres puntos diversos de la geografía cofrade: El Cerro, donde Nuestra Señora de la Encarnación reina dulcemente entre sus fieles y devotos; San José y Espíritu Santo, en el Campo de la Verdad, para recoger la mirada de la Virgen del Buen Fin, Nuestra Señora de los Dolores y del Rayo y la Virgen del Dulce Nombre y la Parroquia de la Aurora para reflejarse en las pupilas de la bellísima Virgen de la O. Una magnífica crónica gráfica que no pueden perderse. Disfruten.