Desgraciadamente en los últimos tiempos estamos habituándonos en exceso a que diversos altercados enturbien las salidas procesionales de nuestras Hermandades. Sucedió en la Madrugá sevillana y, desafortunadamente, volvió a pasar recientemente en Jerez de la Frontera, cuando el pasado domingo, durante la procesión de la Virgen de la Merced, patrona de la ciudad, un enfrentamiento entre dos vendedores ambulantes al paso de la comitiva por la calle Tornería originó diversas avalanchas entre el público asistente.
En San Fernando también procesionaba la Virgen de las Mercedes, titular de la Hermandad de los Desamparados. La salida procesional quedó empañada por un desagradable incidente provocado por ciertos individuos de público que recriminaban el estilo de andar de la cuadrilla de las Mercedes por seguir la senda sevillana, en lugar de la isleña. Los insultos y descalificaciones se venían produciendo desde prácticamente la salida, hasta que uno de los cargadores salió del paso perdiendo la paciencia y el altercado pasó a mayores. Aunque en un primer momento se contuvo al cargador, el incidente cobró mayor gravedad cuando se reprodujo en un bar cercano a la procesión, cuando el cargador y las personas que insultaban a la cuadrilla por su forma de andar llegaron a las manos, necesitándose, incluso, la presencia de la Policía para calmar el caótico ambiente producido, fruto de la pelea.
Juan Emilio López de Palacio, Hermano Mayor de la Hermandad de los Desamparados, ha querido expresar su lamento por los desafortunados acontecimientos, en una de las fechas marcadas en rojo para los cofrades de la corporación. Está prevista una reunión con el capataz de la Cofradía para tratar de esclarecer los hechos.
Por desgracia, no es la primera vez que este tipo de incidentes tiene lugar con una Hermandad por la calle. En Cádiz capital es tristemente habitual que ciertos cofrades se aferren con demasiado apego a las tradiciones en lo que a estilo de carga se refiere, llegando a producirse sucesos similares en los que se producen insultos y descalificaciones por parte del público hacia las personas que cargan bajo los pasos, incluso escupitajos desde los balcones a la imagen sagrada de una Hermandad. Bajan turbias las aguas del río de las Hermandades, si se está más preocupado de la forma en que se cargan las imágenes que de escuchar y seguir el mensaje de Jesús.