La Hermandad del pueblo de la Virgen ha abandonado ya la aldea con el deber cumplido de haber vivido un nuevo Pentecostés en torno a su Madre del Cielo.
Un año más han hecho el mayor de los regalos a las hermandades filiales, acercarle su más preciado tesoro a cada una de ellas durante la procesión.
La Hermandad Matriz, en la noche de hoy, hará entrada en la villa y comenzará a soñar con un nuevo mayo, con un nuevo Rocío.