Córdoba, Costal, Pentagrama

“Eterno Caifás”

“Siempre serás eterno, la estrella que más brilla en el cielo, y aún así te seguimos sintiendo, tu cuadrilla de amigos nunca te olvidará. #eternocaifás”. Cada 13 de enero, un recuerdo emocionado se clava como una daga de dolor y ausencia en el corazón de todos aquellos que tuvieron la suerte de ser cómplices de su pasión y su devoción incalculables, de ser compañeros de fatigas e ilusiones y camarada de instantes irrepetibles. Cada 13 de enero, desde aquél fatídico de 2017, un dolor incalculable, que muta en recuerdo atesorado, recorre el alma de hermanos, costaleros y músicos, amigos todos, en memoria de Pepe Ávila, “eterno Caifás”, que se marchó de repente, casi sin hacer ruido, dejando tras de sí una estela de cariño y respeto imperecederos. Y así ha vuelto a ocurrir este frío lunes, aún más frío porque la ausencia no se cura por mucho que el tiempo transcurra, con el sentido recuerdo de los suyos, de la Gente de Manué, costaleros del Señor de la Penas, que han vuelto a dejar testimonio de que el corazón no entiende de olvidos ni de hojas arrancadas del calendario.

Y es que hoy es tiempo de recordar a Pepe Ávila, quien fuese alma de la cuadrilla de Jesús de las Penas y nexo indiscutible de la hermandad de la Esperanza. Un hombre añorado y sobre todo recordado, un amante de la música y un auténtico costalero, cuya pérdida irreparable, hace ahora tres años, no ha logrado hacer claudicar el recuerdo imborrable que su presencia tuvo para todos aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo. Un nuevo y sentido homenaje al tristemente fallecido Pepe Ávila, hermano de la corporación de San Andrés, costalero del Señor de las Penas y alma máter de la inolvidable web de música cofrade “Sones de Fe”. Un homenaje que se reproduce cada vez que suena la marcha “El Sumo Sacerdote”, que en su memoria compusiera Fran Ortiz y que suena desde entonces, por obra y gracia de Pasión de Linares, tras el misterio del Gitano de Córdoba.

Confesaba Fran Ortiz por aquél entonces a Gente de Paz que “Lo que para mi significa esta marcha es difícil de expresar, porque normalmente cuando se pasan por estos malos tragos en la vida las personas preferimos aferrarnos a cualquier cosa antes que a la dura realidad. Mi caso es que me aferré a la música, a un amigo que conocí siendo un niño de 14 años, del que aprendí muchas de las cosas que hoy conozco de la Semana Santa de Córdoba y de la música procesional, un ejemplo como persona y como padre y sobre un ejemplo para todos los que van debajo de su Manué o el de la dulce mirada como a él le gustaba decir”.

Ortiz recordaba igualmente que “el día que lo conocí en persona, que fue en la puerta del Cachorro en Sevilla y me regaló un disco de música que aún conservo, curiosamente es el disco de la Redención de Córdoba, en aquél entonces conocida por todos por la banda de la Estrella… donde venían marchas como Oración, Nazareno de la Trinidad, etc … Poco puedo decir de Pepe siempre me quedaría corto… solo he tratado de recordarlo de la mejor manera que he podido y es haciendo música para que suene para su Cristo, para el que tantas veces ha luchado y ha querido que estuviese en el lugar que está ahora”.

Hoy, sus hermanos de la Esperanza, la Gente de Manué, con los que compartió tantos sueños bajo las trabajaderas, han vuelto a demostrar que no es cierto que el tiempo lo borre todo y que hay cosas que son eternas…

Audio grabado desde el interior de las trabajaderas el Domingo de Ramos de 2017