El sueño va adquiriendo forma de manera paulatina a medida que se van descontando fechas en el calendario con la mirada puesta en el horizonte cada vez más cercano del próximo Martes Santo, fecha en la que se materializarán las ilusiones de miles de devotos que anhelan ser testigos del día en que Nuestra Señora de la Salud, avance elegante y poderosa, al compás cadencioso de los doce varales de su altar itinerante camino de la gloria infinita que se alcanza cuando se cumplen los sueños.
Tras concretarse el nombre de la persona encargada de ejecutar la parihuela de la Reina del Naranjo, el prestigioso carpintero Juan Pérez Sánchez, y a sabiendas de que será Francisco Carbonero quien guíe su navío bajo la Luna de Nisan, la siguiente cuenta del rosario que conduce a la definición del proyecto era dilucidar el bordador escogido para ejecutar el diseño que el reputado artista cordobés Julio Ferreira concibiese para el palio de quien ha de venir para sanar los males del mundo. Una elección que ha recaído en el contrastado y prestigioso bordador astigitano Jesús Rosado que ya se encuentra trabajando en la bambalina frontal. Todo ello como complemento de la toca sobremanto que está bordando Francisco Mira y la elección de Antonio García de los Ríos para realizar el pollero, así como la concreción de que será la Asociación de Música de Cabra, que se halla incorporando a su repertorio varias piezas dedicadas a la dolorosa del Naranjo, la que le ofrenda sus sones bajo el cielo incomparable del Martes Santo.
Un diseño, el del palio de la Virgen de la Salud, que sigue las pautas decorativas establecidas en la línea estilística de la cofradía del barrio Naranjo, el Renacimiento (1480-1630). Una obra que se sitúa bajo una pautas ornamentales influenciadas por el gusto italiano de formas y follajes con una clara presencia importante de grutescos que hacen su aparición en las artes decorativas a partir de las excavaciones acaecidas sobre 1480 o poco antes de la “Domus Aurea”, que serviría para imponer un tipo de ornamento en aquel tiempo innovador, distintivo adoptado tanto por los pintores, arquitectos, escultores y decoradores de la época, siendo el ejemplo más célebre, la obra pictórica de los frescos de las Logias Vaticanas bajo la dirección de Rafael. Un Renacimiento elegante en sus líneas, a su vez poderoso, al servicio de los emperadores, reyes y pontífices. El Concilio de Trento no consiguió invertir esta tendencia, pero tuvo la habilidad de llevarse este método practicado en las cortes al terreno religioso que desde ese momento se distinguió por la opulencia y el fasto dentro de la iglesia.
Desde el punto de vista estilístico, la bambalina juega en tres espacios: la base principal, el follaje habitado por grutescos, siguiendo una estructura denominada “candelabro”, donde se sitúa en una estructura agradable y vertical, los motivos en forma de jarrones o copas, estando presente en los tres paños de la decoración, que sirven a su vez de columna vertebral donde habitan entre follajes figuras de semianimales, aves, que toman al adaptarse con la ornamentación, formas de unión con acantos hasta el punto de acabar siendo parte de ellas mismas. Sobre la parte central superior, la disposición del ornamento se deposita sobre unas estructuras lineales que se curvan en los centros en formas de medias lunas, en ellas residen los “putti” o figuras de ángeles alados renacentistas, acompañados en los lados por cuernos repletos de frutas representativas, motivo muy empleado en la decoración, sobre todo en el siglo XVII, donde llegó a su momento más álgido.
El motivo más importante es quizás el centro de la decoración, donde se impone un “cartiglio” o cuero italiano, en forma de rollo de papel desplegado utilizado como soporte de un mascarón de un “putti” o ángel con caídas de cintas airosas con frutas en los extremos. Parte esencial en este proyecto, es la gran de la viveza de los tonos en el color. Para ser fiel a las tonalidades características del Renacimiento, los grandes pintores, tanto del Quattrocento (Perugino, Pinturiccio, Botticelli , Roselli… ) como posteriormente en el periodo del Cinquecento (Rafael, Leonardo y Udine) que optaron en sus pinturas por tonalidades con gran viveza en los ropajes, ricas en el color, el fondo de la obra tendría acoger este requisito básico por lo que se optó por un rojo intenso fundamentado en los frescos de las Madonnas de Perugino (1448-1523) o Rafael (1483-1520). Un diseño prolífico en el detalle que, en las manos de Rosado, se materializará en una obra de gran calidad y elevado nivel artístico, para dotar a la Reina del Naranjo, de una de las piezas esenciales de la Córdoba Cofrade del siglo XXI, que se añade a un conjunto que se va cuajando en realidad paulatinamente.
Recordemos que el pasado mes de marzo, la corporación del Naranjo recibió las primeras cuatro jarras del conjunto, de metal plateado y dorado, que se componen de una cartelas centrales en los que se aprecia el texto Mater Christi y una asas en forma de grifos. Se hallan adornadas con pedrerías de esmaltes color rubí y zafiro. Además, la hermandad adquirió hace unos meses unos varales provisionales que lo serán mientras se ejecuten los que estaban llamados a ser definitivos, diseñados igualmente por Julio Ferreira. Cabe recordar en este sentido que el objetivo de la corporación es que la dolorosa salga con los varales adquiridos, en espera de los definitivos, la candelería también provisional, las jarras y los violeteros definitivos, que está ejecutando Manuel Valera, el frontal de la bambalina bordado, la corona diseñada por Ferreira y la toca que está bordando Francisco Mira, y que ha sido diseñada también por Julio Ferreira y Manuel Jiménez.

Jesús Rosado, el artista elegido para interpretar el diseño de esta pieza espectacular, se ha convertido en los últimos años, por derecho propio y por obra y gracia de su indiscutible capacidad artística y la técnica desarrollada por su taller, en una de las referencias del bordado contemporáneo. Buena muestra de ello es la gran cantidad de obras nacidas de sus manos que cuajan el patrimonio de hermandades de todo el universo cofrade. En la actualidad está considerado como uno de los bordadores de mayor prestigio.
Su taller comenzó a funcionar en 1990 y desde entonces ha realizado obras para numerosas hermandades e instituciones de España y Andalucía. Entre las obras más importantes que ha realizado para cofradías de penitencia sevillanas destacan el manto y saya para la Hermandad de los Servitas, el manto para la Virgen del Mayor Dolor, de la Hermandad de la Carretería, o el manto para la Virgen de la Caridad, de la Hermandad del Baratillo. En cuanto a restauraciones, destacan las de los palios de Servitas, Cigarreras, San Isidoro, la Exaltación o el Valle, así como el manto de la Exaltación, obra por la que Rosado fue galardonado con el premio ‘Demófilo’ 2014, concedido por la Fundación Machado.
Entre los grandes proyectos que tiene entre manos en la ciudad de Córdoba se encuentran, además de esta obra para la Virgen de la Salud, los palios de la Virgen del Amor, la Trinidad o la Alegría y entre sus obras trascendentes más recientes caben destacar la túnica que ejecutó bajo diseño de Rafael de Rueda para Nuestro Padre Jesús de las Penas de San Andrés o el estandarte para la Hermandad de Pasión que obedece al diseño precisamente de Julio Ferreira.
Amante de los bordados del Renacimiento español, con preferencia por el punto llano y oro tendido frente al volumen que se suele demandar en la actualidad, Jesús Rosado basa su formación en lo que han aprendido sus manos y las lecturas de los libros de cabecera del oficio que colmatan su despacho. En sus proyectos religiosos le gusta trabajar con las mejores materias primas, los terciopelos manuales venecianos, los brocados y el mejor damasco. Sirva de ejemplo que de Tetuán trajo el tejido de camello que empleó para confeccionar una túnica para la hermandad sevillana de San Gonzalo.
La elección de la junta de gobierno de la Hermandad de la Agonía, que preside Carlos Recio, es una apuesta segura ya que Jesús Rosado se ha convertido en uno de los mejores especialistas en el género del bordado cofrade y su taller es toda una garantía de éxito para que el sueño que brilla en el corazón de todo un barrio, se haga realidad con todo el esplendor que precisa y merece la belleza insustituible de la Virgen de la Salud.