En uno de los puntos de mayor afluencia y espectáculo cofrade, se dan cita por un lado el “Gitano” de Córdoba, esperado, aclamado y alabado, y por el otro, la espectacular Banda de Pasión de Linares. Aparece el Domingo de Ramos repartiendo la luz que refleja el paso dorado que porta a Jesús en el momento del despojo de una preciosa túnica burdeos y rematada en una preciosa combinación bordada en oro.
Suena el Himno que precede a la marcha “Volver a la Vida” que acompaña al ya mítico giro que deja San Andrés atrás para dirigirse a la Iglesia de San Pablo. Un giro eterno que decenas de personas observan con detalle para perpetuar en su memoria hasta el próximo año que su gitano les mire de frente brindándoles la oportunidad de sentirse únicos.
Acaba el giro y el magistral andar combina costeros, izquierdos y chicotás sobre los pies con la marcha “Duquelas de un Dios Gitano”, ese Dios gitano de San Andrés que muestra un cuidado exorno floral de rosas rojas que se escapan poco a poco bajo las instrucciones de un costalero que reza con las instrucciones que deleitan al barrio de Jesús de las Penas.