La lluvia siempre desagradable e inoportuna, por más que estuviese prevista su presencia, ha truncado una de las jornadas más intensas de la religiosidad popular de la ciudad de Córdoba. Una de las citas esenciales, marcadas a fuego en el calendario de todos los cofrades cordobeses, que se ha visto completamente deslucida, convertida en un atípico Viernes de Dolores, cuajado de frío, lluvia y soledad en las calles. Las mareas humanas habituales, tal día como hoy, por zonas como Capuchinos o San Lorenzo, se han visto sustituidas por calles mojadas y lluvia persistente, que han motivado que la celebración de los Vía Crucis previstos por las calles de Córdoba hayan debido de celebrarse en el interior de los templos.
No obstante, la mañana, mucho más benévola, sí ha permitido la proliferación que algunas de las imágenes a las que los cordobeses están acostumbrados en días como hoy, con colas en Capuchinos para ver a la Señora de Córdoba, a la Virgen de la Paz y a los titulares de la Hermandad del Císter, así como en San Agustín, donde la Virgen de las Angustias ya reina poderosa en su altar itinerante con vistas al Jueves Santo, mientras su Hijo yacía al pie de su trono, expuesto en devoto besapies, a la espera de la celebración del tradicional Vía Crucis claustral que preside en el interior del templo fernandino. Nuestros compañeros Antonio y Gema Poyato y Javier Luque, han recorrido las calles de la ciudad en la búsqueda de algunas de las imágenes para el recuerdo, de este Viernes de Dolores completamente distinto.