El Rincón de la Memoria

La Virgen del Rayo a través de los años

En anteriores ocasiones, nos remontábamos a los orígenes y el pasado semioculto que la historia se ha encargado de reservarnos a las generaciones cofrades posteriores de la antiquísima Hermandad del Rayo. Así, cabe ubicar los orígenes de la primitiva cofradía en los siglos XVI y XVII, constituyéndose como una corporación más de las clásicas de disciplinantes que por aquel entonces habitaban en nuestra hermosa ciudad califal.

Entre las informaciones halladas en la escasa documentación que se ha conseguido conservar hasta el día de hoy, cabe destacar la fecha de 1609, en la que la Santísima Virgen realizó su estación de penitencia en la significativa noche del Viernes Santo. No obstante, el día de salida se vería posteriormente modificado al pasarse a la jornada del Jueves Santo. Además y lejos de recorrer las calles cordobesas en completa soledad bajo el palio que ya entonces cobijaba a la dolorosa, la comitiva procesional incluía también a un pequeño crucificado, conocido como el Cristo de las Ánimas – que sería presa de un fuego ocasionado en 1915 y más tarde objeto de la consiguiente restauración – cuya presencia en el barrio consiguió suscitar verdaderas oleadas de fervor por parte de los vecinos a lo largo de los años, convirtiendo a la corporación, junto a Nuestra Señora del Rayo, en una hermandad de gran popularidad entre las gentes del Campo de la Verdad.

Los integrantes del cortejo en su correspondiente salida procesional eran mayoritariamente labradores y trabajadores asalariados que vestían un sobrio hábito negro que, en ocasiones, debía ser cedido por otras cofradías de prestigio como la del Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias.

A pesar de los sobreentendidos períodos de esplendor de los que la Hermandad del Rayo pudo gozar hasta bien avanzado el siglo XVIII, las típicas crisis a las que muchas han debido de enfrentarse en distintos momentos de su historia afectaron también a la añeja cofradía como demuestran ciertos documentos, pues como ya mencionásemos en artículos publicados previamente, para 1771 la corporación ya se encontraba vinculada a la del Santísimo Sacramento, hecho que se solía producir cuando las vicisitudes dificultaban considerablemente la supervivencia de una hermandad. Así las cosas, la situación se iría agravando paulatinamente hasta el punto de verse obligados a cancelar la estación de penitencia entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Sin embargo, la hermandad, su historia y la devoción que los fieles sentían por sus queridos titulares impidieron que la extensa tradición desapareciese sin dejar más rastro que el de algunos vagos datos sepultados por el polvo, resistiéndose a caer en el olvido y reorganizándose en febrero de 1909 en la Ermita de las Ánimas del Campo de la Verdad, pasando entonces a estar bajo el título de Hermandad de Nazarenos del Santo Cristo de las Ánimas, Sagrado Descendimiento de Cristo Nuestro Señor y María Santísima del Rayo. Sería en este punto y como bien sabemos gracias a conocidas y antiguas fotografías, cuando la bella dolorosa se incorporaría al paso de misterio del Descendimiento, conformando una escena que engrosaría la Procesión Oficial del Viernes Santo con su adhesión en 1911, produciéndose la última salida en el año 1917.

Incluso tras esa nueva interrupción en la historia de la Hermandad del Rayo, las iniciativas y renovadas energías de generaciones más jóvenes condujeron a la fundación, en 1937, de la Hermandad del Descendimiento que hoy conocemos, contando nuevamente con la añorada Virgen del Rayo como dolorosa del paso del Santísimo Cristo, procesionando junto a la magistral talla de Amadeo Ruiz Olmos hasta 1959.

Por su parte, la constante presencia e influencia de la Santa Virgen en la Parroquia de San José y Espíritu Santo condujo directamente a la fundación de su propia hermandad en 1984 con la aprobación de unos estatutos de carácter provisional y una vigencia de tres años hasta que, tras ellos llegase la aceptación definitiva haciendo de antesala de la historia reciente. Pero antes de que lo descrito anteriormente se llevase a la práctica, el cariño y la atención inspirada por la Virgen del Rayo, sin duda, dieron lugar a la sorprendente y desconocida fotografía que abre este artículo, amablemente cedida a este medio por su propia hermandad y en la que se aprecia a la titular de la cofradía de que la hermandad afianzase su resurgimiento en 1987, y por lo tanto también antes de que la Virgen fuese sometida a un proceso de restauración, labor encomendada al insigne imaginero sevillano, Juan Ventura.

En particular, la imagen que hoy compartimos con los lectores de Gente de Paz fue tomada con motivo de la celebración de un rosario que se llevó a término un Viernes de Dolores por las calles aledañas del barrio que tanto se ha esforzado por mantener vivo el intenso fervor a la dulce imagen de Nuestra Señora de los Dolores y del Rayo.