Entre las muchas escenas históricas que deparará la salida extraordinaria de la Virgen de los Desamparados de este sábado, con motivo del cincuenta aniversario de su hechura por parte del imaginero Antonio Eslava, como el hecho de volver a presenciarla entronizada en el paso de palio de la cofradía, se encuentra la visión de la dolorosa ataviada con una de las joyas del bordado el manto morado de 1974, bordado por las monjas del Colodro, Esclavas del Santísimo y la Inmaculada, con diseño de Manuel Mora Valle. Una joya personalizada para la ocasión con un medallón de plata cincelada, dispuesto para ocultar el orificio para la cruz, con el escudo de la Hermandad de las Penas de Santiago, realizado por Alejandro Gavilan Santos y donado por un hermano.
La realización del manto morado supuso, probablemente, la culminación del período de mayor esplendor de la Hermandad de las Angustias en el siglo XX. Hoy en día sigue siendo una referencia entre los mantos de la Semana Santa cordobesa, por lo no es difícil entender que su ejecución en una época de dificultades económicas y penurias para la mayoría de las cofradías supuso un importante hito.
Las primeras gestiones para realizar el manto se producen en 1970, cuando Manuel Mora Valle presenta a la Junta de Gobierno un diseño para el mismo. No es sin embargo hasta el día de Santiago de 1971 cuando se aprueba el proyecto definitivo.
Se recibieron presupuestos de la Casa Roses de Castellón (870.000 pesetas), sobrinos de Don José Caro de Sevilla (900.000 pesetas) y las Esclavas del Santísimo y la Inmaculada (950.000 pesetas). A pesar de ser el presupuesto más alto, se acordó que fuera realizado por las monjas del Colodro por ser una institución religiosa de Córdoba ya acreditada, así como por la facilidad para vigilar la marcha del trabajo.
Para financiar su ejecución la Hermandad se vio obligada a emitir bonos de Tesorería de 5.000, 1.000 y 500 pesetas. Se recurrió también a festivales taurinos y aportaciones en metálico de cofrades y devotos (el mismo General Franco, Hermano Mayor de Honor, envió 3.000 pesetas). Finalmente, el coste total ascendió a 1.000.000 de pesetas.
La desorbitada cantidad de dinero invertida provocó cierto rechazo entre algunas personas. En el archivo de la Hermandad existen dos cartas firmadas (una por un cofrade y otra por treinta y cinco personas que no acreditan su pertenencia a la Hermandad), protestando por la hechura del manto basándose en que hay son más necesarias las Obras de Misericordia o en que hay “22.000 parados en Córdoba, familias con viviendas inadecuadas, falta de escuelas, etc.”
Afortunadamente el manto fue realizado a pesar de las minoritarias críticas y se estrenó el Jueves Santo de 1974. Estaba previsto llegar hasta la Plaza del Colodro para que las monjas del convento contemplaran su obra pero la lluvia lo impidió, teniendo la Hermandad que regresar a San Pablo apresuradamente… y las monjas no pudieron contemplar a la Virgen con el manto hasta un año después.
La composición, que ocupa por completo el tejido, se estructura mediante roleos vegetales que parten de un candeliere central que recorre toda la raspa; una gruesa orla de roleos bordea igualmente el contorno. Fue realizado con bordado de realce en oro y pedrería. El manto se encuentra expuesto permanentemente en la casa de Hermandad.
Fuente documental: Hermandad de las Angustias