Una Magna para la eternidad gaditana: El Nazareno del Amor y la Encarnación de Sevilla

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Cádiz vivió una jornada tremendamente histórica el pasado 17 de septiembre con motivo de la procesión Magna celebrada en la ciudad por el 300 aniversario de la colocación de la primera piedra de la Catedral de Cádiz. La ciudad puso su nombre a la altura que merece en el olimpo de las Semanas Santas de Andalucía, con una imaginería excepcional, un personalísimo estilo de carga y de andar, y unos enclaves por los que transitan las hermandades, que convierten cualquier chicotá en un auténtico sueño hecho realidad. Por ello, nos proponemos desde este portal rescatar algunos momentos vividos en la Tacita de Plata en tan importante acontecimiento, que bien podría ser un punto de inflexión en lo que se refiere al prestigio repercusión de su Semana Santa.

La entrañable imagen del Nazareno del Amor procesionó por las calles de la Tacita de Plata en tan especial jornada, entre gran acogida popular, al igual que cada Lunes Santo en su estación de penitencia a la Catedral. Acompañado por los inconfundibles sones de la Agrupación Musical de la Encarnación del sevillano barrio de la Calzá, el titular cristífero no pasó inadvertido por las calles de la ciudad. La banda hispalense demostró estar a la altura de las circunstancias a través de su entrega y brillantez musical.

El Nazareno del Amor resplandeció igualmente con luz propia en su transitar por la ciudad. Ataviado para la ocasión con la túnica bordada cedida por la Hermandad del Gran Poder de La Línea de la Concepción, que fue realizada en el taller de Juan Rosen de la ciudad de Málaga y diseñada por José M. García Vera, estrenándose precisamente en la ciudad de Cádiz en el Vía Crucis Jubilar Diocesano de 2018. Se veía así una estampa diferente a lo que es habitual cada Lunes Santo, cuando procesiona con túnica blanca, lo que le da el sobrenombre de «Nazareno blanco». 

Las calles de la Tacita de Plata se caracterizan por su estrechez, lo que permite vivir momentos absolutamente entrañables a las cofradías que por ellas discurren, con el aliciente adicional de la buena sonoridad que brinda a las formaciones musicales. En la revirá desde José del Toro hasta Valverde, la brillante formación musical sevillana interpretó las marchas «De Nazaret a Sevilla», de Raúl Garrido Torres y «Rey de la Paz», de Francisco David Álvarez Barroso, devolviendo a la antigua Gades aquel revestimiento tan romano y clásico de sus más profundas raíces a través del pentagrama cofrade.