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Altares de culto que impresionaron (y II)

En esta segunda parte continuamos repasando cuáles han sido los altares de culto que más han llamado la atención a lo largo de la pasada cuaresma.

El pasado 12 de marzo daba comienzo el solemne quinario en honor a Nuestro Padre Jesús, Divino Salvador, en su Prendimiento. La corporación salesiana situó, como suele hacer durante estos cultos, al titular cristífero ante el camarín de María Auxiliadora. En definitiva, una estructura piramidal con cuatro alturas cuyo exorno floral estuvo compuesto por ocho jarras con más de doscientos tallos de iris morados mientras que los puntos de luz ascendieron a un total de ciento treinta y cuatro. Otro de los más aplaudidos fue el del Buen Suceso, en la Parroquia de San Andrés.

El pasado 20 de marzo comenzaba el primer día de quinario en honor del Señor de las Penas, titular de las Tres Caídas de Huelva. Una elevada altura donde se situaba el titular de la corporación, bajo un dosel morado, ante el altar mayor de su sede canónica, la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, en el conocido bario del Polvorín.

La Iglesia Parroquial de San Juan Pablo II acogió en Jaén el solemne triduo en honor de los titulares de la hermandad sacramental de Jesús Salvador en su Santa Cena y María Santísima de la Caridad y Consolación. Celebrado los días 8, 9 y 10 de marzo, se mostró al completo el misterio que da nombre a la corporación.

La Parroquia de Santa María de las Nieves acogió el solemne septenario a la Santísima Virgen de los Dolores, de la corporación de la Vera Cruz. La titular mariana fue colocada a la derecha del crucificado, conformado un stabat mater. Cuatro lámparas de araña, multitud de cirios así como flores blancas se encontraban ante un gran telón rojo que servía de fondo a la escena. Otro de los tradicionales altares de culto que no suele defraudar es el que se levanta con motivo del solemne septenario en honor a Nuestra Señora de los Dolores en su Soledad, en la Colegiata de Olivares. Celebrado del 6 al 12 de abril.

En Almería, el recogimiento se hizo presente en la hermandad de la Soledad. La Virgen, con un menor número de puntos de luz se situó con un dosel que dejaba ver gran parte del altar mayor.

Otro de los altares de culto que nunca defrauda es el que año tras año levanta la priostía del Nazareno de Santa María, con motivo de la celebración de su quinario. Bien podría tomarse como referencia para ejemplificar el buen gusto de las generaciones actuales a la hora de volcarse para erigir auténticas obras de arte. También destacó el levantado con motivo del solemne triduo al Santísimo Cristo de la Humildad y Paciencia, en el Convento de San Agustín, su sede canónica.

Por último, la capital de la Costa del Sol dejó estampas que ya forman parte de la memoria. Entre ellos, un cuidado y elegante altar levantado con motivo del triduo en honor de la Virgen de la Soledad, de la congregación de Mena. Tuvo lugar los días 29, 30 y 31 de marzo.