Jaén

Aplauso eterno para el pregón de Semana Santa de Fernando Curiel

Prolongado en los anales de la historia, quedará el eterno aplauso de Baeza, tras las últimas palabras de D. Fernando Curiel Palomares en su pregón para la Semana Santa de Baeza del presente año.  

Nada más abrirse las cortinas del Teatro Montemar, los colores y bordados, predecían a los corazones que se encontraban en el prólogo de algo grande que estaba por llegar y ciertamente, todas las apuestas se quedaron pequeñas ante la oratoria de este joven, pero a la vez, experimentado cofrade de Baeza, quien derrochó amor por la ciudad y su Semana Santa desde el minuto uno. Verso tras verso, reglón tras reglón, los cofrades presentes asistían de manera expectante, a un escenario de la pasión, en la mejor de las obras nacidas del artista, que por una noche, cambió el pincel por la pluma.

Comenzó su intervención, dando un aviso de lo que está por llegar, de aquello que otra vez, pero de manera distinta, predecible y a la vez nueva, está por vivir la ciudad en una nueva Semana Santa, todo ello envuelto, de costumbres y tradiciones, que se repiten en los anhelos cofrades. Quiso a su vez, poner de manifiesto el trabajo de tantos y tantos cofrades, que desde hace siglos, trabajan en pro de las diferentes Cofradías y Hermandades de Baeza.

Haciéndose Niño, correteó por las calles del Nido Real de Gavilanes, para buscar a los diferentes titulares desde su corazón y devoción. Puso en valor al Niño, como broche de la Semana Santa, piropeó a la “Esperanza Blanca” en el aniversario de su llegada a Baeza y levanto en multitud de ocasiones aplausos ante los versos dedicados a la Virgen de la Trinidad, Rosario, Gracia y Esperanza, la Madre de Dios de las Escuelas o los titulares de su Cofradía de cuna de la Columna. Repetidamente, se escaparon oles del patio de butacas.

Todas las corporaciones penitenciales, fueron puestas sobre el atril, pronunciando un pregón equilibrado, es decir: 100% cristiano y 100% cofrade. No cesaron reflexiones a la luz de la Palabra de Dios, ni tampoco las reivindicaciones en defensa de la libertad religiosa. No faltó el humor cofrade, brotando inconstantemente risas entre el público, sobre temas cotidianos, que bien conocen los cofrades activos de la ciudad.

El nivel máximo de aplausos, vibraciones y emociones, llegaría cuando el pregonero, invito a soñar a los presentes, haciendo una prueba de como sonaría el nombre: “Santa María del Alcázar Coronada”. Todos los cofrades, bajo el manto de su Soberana Madre, soñaron juntos a la vez, mientras que los aplausos, envolvían las palabras del Pregonero, el cual conducía a los baezanos hasta la misma gloria.

Finalizadas sus palabras, se prolongó en el tiempo un aplauso, que se seguirá recordando durante décadas, en un pregón, baezano y cofrade por doquier.

El otro momento especial de la jornada, llegaría previo al pregón, con la concesión e imposición de la medalla de oro de la Agrupación Arciprestal de Cofradías y Hermandades de Baeza a D. Francisco Lucena Parrilla, quien emocionado, acogía con la sencillez que le caracteriza este galardón.

La Baeza cofrade, quiso así, dar este merecido reconocimiento a uno de sus cofrades más destacados, quién ya forma parte de la historia. Se trata pues, de una persona querida, discreta y trabajadora, que de manera fiel e incansable, trabajó y trabaja no solo por sus diferentes corporaciones, sino por toda la Baeza cofrade.

En su discurso, agradeció a la Agrupación Arciprestal de Cofradías y Hermandades la concesión de esta medalla de oro, haciendo un repaso por su vida cofrade en las diferentes Cofradías donde trabajó en primera línea. Como no podía ser de otra manera, tampoco faltó su dedicación a su familia, motor y apoyo en este camino.

Finalizó el acto, con un concierto de la banda de música de Baeza, bajo la dirección de D. Juan de Dios Robles Lorite, quién interpreto un sentido repertorio de marcha procesionales.