Fuera de nuestras fronteras nuestro Siglo de Oro continúa estando presente en multitud de museos. Alrededor del mundo existen obras nacidas en España pero que ahora dialogan en la distancia con miles de visitantes que descubren la grandeza del Barroco. Aunque es larga la lista de obras españoles fuera, esta va agrandándose con el paso del tiempo, sobre todo con nuevas atribuciones. A continuación, exponemos cinco obras salidas de genios andaluces que recalaron en otros países.
Martínez Montañés – San Juan Bautista
El jiennense cuenta con una obra en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, considerado uno de los grandes completos artísticos del mundo. Quien decida recorrer las estancias de este soberbio museo, que en 2023 cumplirá su 150 aniversario, podrá contemplar un San Juan Bautista, realizado entre la segunda mitad de la década de los veinte del siglo XVII y el primer lustro de los treinta. 154 centímetros de altura para una obra que fue adquirida en 1963 y que formó parte del legado de Joseph Pulitzer.
La talla de busto redondo estuvo en el convento de Nuestra Señora de la Concepción de Sevilla, y en ella puede apreciarse «la intensa mirada, recia anatomía y carnación natural». El MET la califica como «ricamente policromada y dorada» todo ello combinado con técnicas escultóricas y pictóricas «pues Montañés rivalizaba con los pintores para lograr un realismo cautivador que inspirara y promoviera la devoción». La obra se enmarcaría entre la Inmaculada Concepción, la Santísima Trinidad, el San Francisco de Asís y un San Juan Bautista, entre otras piezas, realizados para el convento de Santa Clara y antes que el San Bruno que formó parte del patrimonio de la cartuja de Santa María de las Cuevas.
Pedro de Mena – MET
Nuevamente el Museo Metropolitano de Arte nos sorprende con dos obras del granadino Pedro Roldán. Una pareja adquirida para formar parte de la sala de Escultura Española en 2014 compuesta por un Ecce Homo y Mater Dolorosa. En madera policromada, tienen unas medidas totales de 66.7 × 53.3 × 41 cm. El recogimiento de las mismas así como su unción sagrada ha provocado que sea uno de los imagineros más cotizados del momento. El MET afirma que «El deseo de Mena era hacer que las figuras parecieran físicamente presentes ante el espectador. Al mismo tiempo, tienen una dignidad y reserva que los convirtió en obras ideales para la contemplación».
Especialmente admirado por los países anglosajones, el imaginero realizaría estas obras entre 1674 y 1685. Antes había ejecutado el San Juan Bautista Niño del Museo de Bellas Artes de Sevilla, entre otras. Contemporáneas serían las esculturas de los Reyes Católicos orantes de la capilla de la Virgen de los Reyes de la Catedral de Málaga.
Pedro Roldán – Mater Dolorosa
El Bode-Museum de Berlín adquirió en 1882 un soberbio busto de dolorosa realizado por Pedro Roldán. Fechada su creación entre 160 y 1675, el espacio Google Arts and Culture recoge en inglés una síntesis de la misma, afirmando: «La forma compositiva tiene sus raíces en la tradición medieval del busto relicario en el que se conservaron restos mortales de santos venerados. La asociación con estos relicarios aumenta la poderosa presenta de esta Mater Dolorosa». Recoge también: «La Mater Dolorosa no ilustra un momento específico en la vida de la Virgen, sino más bien un estado de dolor que trasciende al tiempo».
Durante el Barroco las escuelas granadina y sevillana crearon un sinfín de obras catalogadas dentro de esta tipología. Quizá fuera destinada a formar parte del oratorio de algún particular o para ser dispuesta en la sacristía de algún templo. Este busto de Mater Dolorosa, de 34 centímetros de altura, guarda similitudes con otras próximas a la fecha de ejecución. Es el caso del retablo mayor de la parroquia del Sagrario, en su momento en la capilla de los Vizcaínos del convento casa grande de San Francisco, terminado en 1669 o el que preside la iglesia de San Jorge del Hospital de la Caridad, concluido en 1674. La dolorosa, por tanto, podría haber sido realizado en medio de estas dos obras de arte.
José de Mora – Detroit Institute of Arts
El Instituto de las Artes de Detroit está realizando una importante contribución a sus fondos de escultura española. El director del centro, Salvador Salort-Pons, junto con la conservadora asociada Yao-Fen You han adquirido últimamente diversas obras salidas de la gubia de imagineros del Barroco. Es el caso de San Francisco de Asís, del que refieren «la delicada representación de los rasgos crea un retrato» y añaden que «Mora ha seguido el ejemplo de las célebres esculturas de Mena, pero las ha transformado a su propio estilo». 83 × 40 × 27.9 cm. son las medidas de esta escultura, adquirida en 2014. Ojos de cristal, cabello real para las pestañas y hueso para los dientes para una obra que «muestra los nuevos niveles de hiperrealismo que los artistas españoles pudieron alcanzar en los siglos XVII y XVIII». La ejecución de la misma estaría fechada entre 1680 y 1700.
Luisa Roldán – El Entierro
El MET de Nueva York es uno de los museos que bien puede presumir de tener una rica colección de Barroco español. Quien observa esta obra de La Roldana puede ver la influencia de su padre, pues recuerda al grupo escultórico del retablo mayor de la iglesia de San Jorge, en el Hospital de la Caridad. Sin embargo, tan solo aparece una mujer, María Magdalena, no estando presentes ni la Virgen ni las otras dos Marías. Sus dimensiones, 49.5 × 66 × 43.2 cm, policromada en terracota, la hacen ideal para haber formado parte de un convento o monasterio afiliado a la familia real, o en las salas o capillas privadas de la familia. Y es que por aquel entonces, —la obra se habría realizado entre 1700-1701—, Luisa trabajaba ya para la realeza. Llegó a Madrid alrededor de 1689, iniciando una etapa donde no pocas obras se encuentran en el exterior como es el caso de los Desposorios místicos de Santa Catalina, en la Hispanic Society. El Met describe El Entierro como una obra donde «Las expresiones emotivas de las seis figuras que rodean el cuerpo de Cristo mientras está enterrado van desde la incredulidad enojada y el dolor vacío hasta el tierno amor y la simpatía».
Esta pieza estaría realizada tras la Virgen con el Niño, de 1699, con destino el convento de San José de Sevilla o la Virgen de la Leche, en Madrid y contemporánea al Nacimiento con San Miguel y San Gabriel, perteneciente a una colección privada también de Madrid.