Cuando la Macarena acarició el alma de las Hermanas de la Cruz

Estamos a escasas fechas de que se cumplan siete años de una de las jornadas más bellas que vivió la Sevilla cofrade en torno a la Virgen de la Esperanza Macarena. Fue el 18 de septiembre de 2010 cuando, con motivo de la Beatificación de Madre María de la Purísima, cuando la Macarena se trasladó desde la Basílica hasta el Estadio Olímpico de La Cartuja en Rosario de la Aurora para presidir el Presbiterio durante la ceremonia.

Gentes de todos los lugares de nuestra geografía, así como fuera de nuestro país, se dieron cita en el Estadio Olímpico para abarrotar las gradas del Estadio Olímpico sevillano, habiéndose cifrado la asistencia en torno a las 45.000 personas. Fue un día en el que la ciudad de la Giralda agradeció a las Hermanas de la Cruz como colectivo por su inenarrable labor cristiana durante todos los días del año, representadas, como no podía ser de otra manera, por Santa Ángela y Madre María de la Purísima. Sin duda, uno de los momentos álgidos de la jornada fue cuando, en torno a las nueve de la mañana, el dosel se abrió para que accediera al estadio la Virgen de la Esperanza, desbordándose los sentimientos y el corazón de todos los allí presentes, a los sones de «Coronación de la Macarena», marcha insigne de la Cofradía de la Madrugá sevillana.

Fueron unos 45 minutos los que tardó la dolorosa en llegar, en triunfal procesión, al altar mayor para presidir el acto. No cabe duda de que el momento de mayor emoción fue el transitar de la Esperanza Macarena al lado de las Hermanas de la Cruz, cuando estos verdaderos ángeles de Dios, ante el respetuoso silencio de todo el estadio, entonaron sus plegarias hechas oración cantada hacia la Virgen María: «Yo te canto porque eres la Reina que despierta mi amor hacia Dios», sentenciaba el canto. Una vez finalizado el acto con la presencia de la Macarena en el altar, la Esperanza se trasladó hacia la capilla provisional situada al otro lado del estadio entre vítores y aplausos, poniendo así el broche de oro a la Beatificación de Madre María de la Purísima.

No cabe duda de que el 18 de septiembre de 2010 se vivió un acontecimiento histórico en el Estadio Olímpico de Sevilla. Todo salió a pedir de boca, bajo el amparo de la Esperanza Macarena, y la Beatificación de Madre María de la Purísima se celebró con normalidad bajo su atenta mirada maternal. La mariana ciudad de Sevilla dejó constancia del respeto y admiración que siente hacia las Hermanas de la Cruz y su incansable labor evangelizadora. Fue de justicia.