El Rincón de la Memoria, Portada, Sevilla

Cuando la Virgen de los Reyes de los Sastres salió en procesión por Zaragoza con motivo del Congreso Mariano Nacional

Sucedió en 1954

Durante la festividad de la Asunción no pocas imágenes están expuestas en besamanos. El 15 de agosto es en Sevilla el día de la Virgen de los Reyes y, como tal, otras imágenes bajo la misma advocación celebran sus cultos. En San Ildefonso espera en besamanos la Madre de los Sastres los días 14 y 15.

En San Ildefonso aguarda la patrona de los Sastres, imagen datada en el siglo XIII, pero muy transformada a comienzos del XVI, un periodo donde vivió una etapa de esplendor. Su azarosa vida llevó a la corporación a pasar del hospital de San Mateo Evangelista, en la actual Alfalfa, donde se fundó, hasta otros templos como San Nicolás o el convento Casa Grande de San Francisco. Tras la desamortización llegó a San Ildefonso, reorganizándose la hermandad en 1934.

Veinte años más tarde Zaragoza celebró el Congreso Mariano Nacional. Se encontraba al frente el arzobispo Casimiro Morcillo y González. Fue 1954 un año en el que se conmemoraba el I centenario del dogma de la Inmaculada Concepción, proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854 mediante la bula Ineffabilis Deus. Por tal motivo, Su Santidad el Papa Pío XII declaró un Año Santo Mariano que tuvo gran repercusión en España con numerosos actos en la mayoría de las ciudades. Especial importancia tuvo el Congreso celebrado en la capital de Aragón. Eran los tiempos del nacionalcatolicismo, por lo que no es de extrañar que abundaran referencias ideológicas durante las sesiones celebradas. La capital aragonesa ya había acogido con anterioridad un congreso nacional, en 1940, del 8 al 12 de octubre, un encuentro «que tenía tanto de gratitud a la Madre del pueblo español y patrona de nuestro ejército por la victoria sobre el comunismo, como de reafirmación de los ideales de la reciente Cruzada».

La plaza del Pilar durante el Congreso Mariano de 1954. Foto: El Heraldo

El congreso se celebró del 7 al 11 de octubre, destacando tanto por el número de conferencias celebradas como por la «solemnidad exterior, favorecida con el marco que no tenía antes Zaragoza y con la presencia del Excmo. Jefe del Estado que quiso consagrar España al Corazón Inmaculado en la ciudad de la Virgen».

Durante aquellos días se contó con la presencia de diversas personalidades. Entre los invitados, Esteban Bilbao, presidente de las Cortes, quien disertó sobre «El Corazón de María. La Santísima Virgen en el Mundo. España y María», Laurentino N. Hernán, con una ponencia titulada «La Inmaculada en la literatura de los siglos XVIII-XX» o Leopoldo Bayo, que trató acerca de las «Proposiciones de la Concepción Inmaculada sobre la santidad y misión total de María, en orden a fundamentar nuevos avances de la Mariología».

El encuentro transformó la ciudad. Más de 30.000 asistentes que contemplaron cómo monumentos como la Puerta del Carmen se convertía en un auténtico altar o el paso de cabalgatas por el centro en honor de la Virgen. Hubo además funciones teatrales, donde se representaron La hidalga del Valle, de Calderón de la Barca, El hospital de los locos, de José de Valdivieso y La madre de la mejor, de Lope de Vega. Para la ocasión una Exposición de Arte Mariano «en la que con un doble criterio mariológico y estético se agruparan muchos ejemplos de la rica floración que los artistas de todos los tiempos han ofrendado a María Santísima».

Postal conmemorativa del Congreso Mariano. Foto: Aragonería

Como cierre del congreso, imágenes de gran calado devocional llegaron a Zaragoza para formar parte de una procesión magna donde distintas advocaciones de María pusieron de relieve el afecto que España siente por la Madre de Dios. Los libros de actas de la corporación de los sastres recogen que la Señora y el Niño Jesús fueron enviados en una caja donde no faltó la presencia de varas de nardos. Y tras la apertura, los asistentes exclamaron «solamente los sevillanos son capaces de traer una imagen así».

El día 10 llegaron numerosas personalidades para asistir a los actos culminantes. Fue el caso del ministro de Obras Públicas, conde de Vallellano, delegado nacional de Sindicatos, señor Solís; delegado nacional del Frente de Juventudes, señor Elola, el presidente del Consejo de Estado, señor Ibáñez Martín; el presidente del Tribunal Supremo, señor Castá Tobeñas, o el director general de la Guardia Civil, teniente general Alonso Vega, entre otros.

Según las crónicas, llamó poderosamente la atención la presencia de miles de jóvenes, que asistieron a la misa de comunión que fue oficiada por el padre Sobrino, de la Compañía de Jesús, director nacional de las congregaciones marianas, en el altar del monumento de los caídos. «El aspecto de la plaza del Pilar era impresionante. Las banderas de Acción Católica y los banderines del Frente de Juventudes silueteaban el monumento, frente al cual, en primer término, se encontraban los siete mil muchachos de la organización juvenil del Movimiento». Y, a continuación, destaca que «terminada la misa […] huno unos minutos de descanso para proceder después al gran desfile, que ha tenido carácter de homenaje a la Santísima Virgen en las advocaciones más famosas de las naciones situadas detrás del telón de acero y a presencia de la juventud española ante la Iglesia del Silencio. El recorrido se hizo por un itinerario en el que habían sido colocados, en sitio estratégico, cuadros con las advocaciones marianas de mayor veneración y tradición en aquellos países».

Cabalgata infantil que se llevó a cabo el 8 de octubre. Foto: Carmen Jové / Rafael Castillejo

El 12 de octubre, recogen las crónicas «España quedó consagrada al Corazón de María a las doce menos cuarto de la mañana de hoy, en la plaza del Pilar, por un Caudillo y estadista católico. Nada más natural y consecuente en un pueblo que a través de su historia ha llevado el “Ave Marí Purísima” como distintivo y saludo a propios y extraños. La nación española ha recorrido muchas leguas de caminos marianos hasta llegar a este momento. Sus hijos defendieron y proclamaron antes que nadie, en lo más íntimo de sus corazones, los dogmas de la Inmaculada y de la Asunción».

«Ante la Cruz de los Caídos se levantaba el altar presidido por la Imagen procesional de la Pilarica, con tronos reservados, al lado de la Epístola, para el Generalísimo y su esposa, y, junto al Evangelio, para el prelado pontificio, doctor Plá y Deniel, y los arzobispos de Santiago y Tarragona. Cerca del Jefe de Estado tenían asientos el nuncios de Su Santidad y los arzobispos de Zaragoza y Barcelona». Asistieron además más de cincuenta obispos, el cuerpo diplomático, el Gobierno y el Consejo del Reino. Ondearon las banderas de España y de otros países americanos, la de la Inmaculada y la del Vaticano junto al altar. Los balcones mostraban colgaduras blancas con el anagrama de María.

Aquellas instituciones que quisieron intervenir lo hicieron conformando altares por el centro de la ciudad. En este caso se representó la Presentación de Jesús en el Templo. Foto: Carmen Jové / Rafael Castillejo

«Franco, de rodillas, leyó la fórmula de la consagración al concluir el santo sacrificio. Después se oyó la voz de Pío XII, voz cálida, emocionada, paternal, que recordó, igual que el cardenal arzobispo de Tarragona, la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús, efectuada en 1919, en el Cerro de los Ángeles, por Su Majestad el Rey don Alfonso XIII, de inolvidable memoria. Al terminar, de hablar el vicario de Cristo y dar a los españoles su bendición, un sacerdote gritó: “Viva el Papa del Corazón de María”, y a los aplausos y los vítores se mezclaron con el estampido de los cañones y el lenguaje grave y armonioso de las campanas […]. La consagración a la Virgen, el Año Mariano, las fiestas del Pilar y la presencia del Generalísimo han puesto en pie a los aragoneses y a más de 150000 forasteros, alojados muchos a veinte kilómetros de la capital».

La procesión

Para tal ocasión se acabó publicando una relación de las imágenes participantes, así como el orden a la hora de transitar ante el palacio provincial, donde se encontraba el Jefe de Estado. Tardó aproximadamente hora y media en que las imágenes discurrieran ante el fervor de los zaragozanos y los miles de asistentes «más de 150.000 forasteros, alojados muchos a veinte kilómetros de la capital». A las cinco de la tarde comenzó a salir la gran procesión del Pilar. «Desfilaron todas las imágenes que estos días llegaron a Zaragoza […] y al llegar ante Sus Excelencias eran colocadas unos momentos frente al Caudillo y su esposa y los distintos grupos folklóricos hacían una exhibición. La multitud vitoreaba constantemente».

Imágenes que participaron en la procesión. Foto: Centro de Estudios Borjanos

El orden alfabéticamente fue el siguiente, exceptuando el primero de ellos, por acoger el Congreso:

Arzobispado de Zaragoza

Nuestra Señora del Pueyo (Belchite).

Nuestra Señora de la Peana (Borja).

Nuestra Señora de Iguacel (Jaca).

Nuestra Señora de Sancho Abarca (Tauste).

Arzobispado de Burgos

Nuestra Señora de Begoña (Bilbao).

Nuestra Señora de Valvanera (Calahorra-Logroño).

Nuestra Señora del Camino (León).

Nuestra Señora de Aránzazu (San Sebastián).

Nuestra Señora de Estívaliz (Álava).

Arzobispado de Granada

Nuestra Señora de las Angustias (Granada).

Nuestra Señora de la Fuensanta (Murcia).

Arzobispado de Santiago de Compostela

Nuestra Señora de Covadonga (Asturias).

Arzobispado de Sevilla

Nuestra Señora de los Reyes (Sevilla).

Arzobispado de Tarragona

Nuestra Señora de Montserrat (Barcelona).

Nuestra Señora de la Cinta (Tortosa).

(Se incluía la cofradía de Nuestra Señora de Montserrat de Zaragoza).

Arzobispado de Toledo

Nuestra Señora de los Remedios (Colmenar Viejo-Madrid).

Nuestra Señora de la Almudena (Madrid).

Nuestra Señora de Guadalupe (Cáceres).

(Se incluían las cofradías de Nuestra Señora del Rosario de la Rosa y la de Nuestra Señora de la Salud y San Antonio Abad, ambas de Zaragoza).

Arzobispado de Valencia

Nuestra Señora de los Desamparados (Valencia).

(Acompañaban las cofradías de Nuestra Señora de los Desamparados y del Santo Sepulcro de Zaragoza).

Nuestra Señora de Lluch (Palma de Mallorca).

(Acompañaban las cofradías de San Cosme y San Damián y San Pascual Bailón de Zaragoza).

Nuestra Señora de la Cueva Santa (Segorbe).

(Acompañaba el Apostolado de la Oración y Acción Social Católica de Zaragoza).

Arzobispado de Valladolid

Nuestra Señora de San Lorenzo (Valladolid).

(Acompañaba la Sociedad de Jóvenes Obreros y Comerciantes y Asociación Católica de Maestros de Zaragoza).

La Inmaculada (Villalpando de Zamora).

Arzobispado de Zaragoza

Nuestra Señora de Roncesvalles (Pamplona).

Corte de honor de Nuestra Señora del Pilar

Nuestra Señora del Pueyo (Barbastro).

Nuestra Señora de Valentuñana (Sos del Rey Católico, Jaca).

Nuestra Señora de Cillas (Huesca).

Nuestra Señora de la Peña (Calatayud, Tarazona).

(Acompañaban la Orden Tercera de Nuestra Señora del Carmen, y Orden Tercera de San Francisco, y detrás la cofradía del culto de las Cuarenta Horas, y archicofradía de los Jueves Eucarísticos, ambas de Zaragoza).

Nuestra Señora de la Vega o del Espino (Teruel).

(Acompañaba la Adoración Nocturna y cofradía del Rosario de Nuestra Señora del Pilar, de Zaragoza).

Nuestra Señora de la Oliva (Ejea de los Caballeros, Zaragoza).

Detrás llegaron las corporaciones, divididas en distintos sectores. Un total de 22 grupos encabezados por la Junta Diocesana de Acción Católica y la Corte de Honor y Caballeros del Pilar y cerradas por el clero regular, cruces parroquiales, clero secular y el catedralicio. Por último, Nuestra Señora del Pilar y, cerrando la procesión, dos secciones más, el Colegio de Aragón, la Diputación y, por último, el Ayuntamiento.

La Virgen de los Reyes de los Sastres en Zaragoza con motivo del Congreso Mariano. Foto: José Haldón

«Cada imagen era acompañada por una nutrida representación de autoridades de su provincia, vestidos de etiqueta o de uniforme, y de grupos folklóricos mixtos, que bailaban delante de su Patrona al son de gaitas, tamboriles y otros instrumentos. La Patrona de Madrid iba precedida de majos y seguida de maceros y del alcalde de la capital de España. Su paso fue acogido con grandes aplausos por los numerosos peregrinos madrileños», son algunas de las referencias halladas en la prensa de la época. En cuanto a la imagen sevillana, se recoge que «figuraba en la comitiva la Virgen de los Reyes, del Arzobispado de Sevilla», cerrando el cortejo «la [imagen] de plata procesional de la Santísima Virgen del Pilar, que se detuvo asimismo unos momentos ante el Caudillo y su esposa».

La imagen que fue procesionada por Zaragoza fue la Virgen de los Reyes de los Sastres, titular de la hermandad gremial que fue reorganizada a partir de 1877 gracias a la iniciativa de un grupo de sastres entre los que se encontraba José Montero, Luis Gordillo, Francisco Fernández, Fernando del Castillo y José Rojo. Ya en el nuevo siglo la corporación letífica recibe un importante impulso. Setenta y siete años después de aquella reorganización, la Virgen de los Reyes, Madre de los Sastres, recorrió las calles de la capital zaragozana. En las actas de la hermandad queda recogido que «Nuestra patrona fue muy aplaudida por el gran Pueblo Aragonés».

Sellos conmemorativos emitidos con motivo del Congreso Mariano de 1954 de Zaragoza. Foto: Todocolección