El Rincón de la Memoria, Portada, Sevilla

Cuando monseñor Amigo entregó la Bula Pontificia concediendo la coronación de la Esperanza de Triana

Era el lunes 12 de septiembre de 1983, festividad del Dulce Nombre de María Santísima. Aquella tarde, el entonces arzobispo de Sevilla, fray Carlos Amigo Vallejo, acudió a la capilla de los Marineros cual paloma mensajera para llevar un documento remitido desde Roma y que se hallaba en Sevilla desde el 29 de junio anterior: la Bula Pontificia de Su Santidad Juan Pablo II concediendo la coronación canónica de Nuestra Señora de la Esperanza.

El pergamino, escrito en latín, y que fue leído en su lengua original y en castellano a continuación durante la celebración de la santa misa por el entonces vicario general Antonio Domínguez Valverde, de feliz memoria, fue entregado por parte del prelado a quien ocupaba en aquella fecha el cargo de hermano mayor, el recordado e inolvidable Vicente Acosta Domínguez, fundiéndose ambos en un abrazo.

A la terminación de la eucaristía, las autoridades eclesiásticas y civiles presentes en el culto se desplazaron a la Plaza del Altozano, donde en la esquina con la calle Betis se inauguró un retablo cerámico, de tonalidades albicelestes, obra de Antonio Martínez Adorna y cocido en los hornos de Cerámica Santa Ana, cuyos costos de instalación fueron sufragados por la Hermandad de la Estrella.

Con esta pieza alfarera se perpetuaría para siempre en Triana el recuerdo de aquella noche en la que comenzó la definitiva cuenta atrás para ese sábado 2 de junio de 1984 en que sería coronada la Esperanza…TRIANA CON SU ESPERANZA.