El Capirote, Granada, Opinión

El capirote | De magnas y extraordinarias

Desde hace unos años, una auténtica fiebre de procesiones extraordinarias copa el calendario cofradiero andaluz. E incluso fuera de nuestras fronteras va implantándose este modelo que aquí se repite en varias poblaciones a lo largo del calendario. Las procesiones magnas no son autóctonas de aquí, de hecho, no nacieron en el sur como algunos piensan, pero sí es cierto que se han llegado a convertir en habituales. Las hay de todo tipo, con imágenes de Jesús, la Virgen, mezclando ambas. De penitencia, de gloria, también de ambos tipos… Algunas fueron tan solo un sueño que no se cumplió, como el viacrucis del Año de la Fe, y otras terminaron regalándonos instantes para el recuerdo, como el reciente Santo Entierro Grande.

Una cita que parece convertirse en candidata para acoger procesiones extraordinarias es la celebración de congresos. En octubre, entre el 12 y el 15, Granada será sede del XXXIV Encuentro Nacional de Hermandades y Cofradías. Ya en 2024 será la capital hispalense la sede del II Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular, entre los días 9 y 12 de octubre de 2024.

A las procesiones magnas le comienza a suceder lo mismo que a la Semana Santa. El componente económico y turístico está a la orden del día. Nadie puede dudar de que se trata de factores sin los que hoy no se entienden tales celebraciones. Una procesión magna arrastra a gente llegada de otros lugares. La Semana Santa mueve millones en toda Andalucía siendo una inyección revitalizante para los negocios. El fin de evangelizar y dar testimonio de fe es el principal ingrediente de la Semana Santa, que también lo es de las procesiones magnas, pero ¿están ambos a la misma altura?

La capital nazarí acogerá una procesión magna, pero las juntas de gobierno de distintas hermandades han revelado lo que un sector —cofrade y no tan cofrade— viene rumiando en los últimos años: el fin último con el que se celebran estos magnos acontecimientos. Llegó entonces la realización de una votación entre los hermanos mayores, convocados a la primera de las reuniones para discernir el número de pasos que formarían parte: magno acontecimiento entre 12 y 16 hermandades: 9 votos; magno acontecimiento con 32 hermandades: 20 votos y la abstención de tres hermanos mayores. Tales resultados propiciaron que se planteara desde la Federación de Cofradías a los 32 cabildos la posibilidad de participar en este acto extraordinario. Quizá, antes de haber empezado la casa por el tejado hubiera sido mejor comenzar por contactar con las juntas de gobierno para testar los ánimos sobre esta cuestión.

 En un principio todo parecería indicar que se aprobaría la inclusión de las imágenes titulares en una procesión que pondría el colofón al encuentro de hermandades y cofradías. Pero no pasó mucho tiempo cuando llegaron las primeras sorpresas. La hermandad del Vía Crucis decidía no participar al considerar que «no se reúnen los motivos pastorales suficientes para formar parte de esta propuesta, al tener un fin exclusivamente turístico». La fecha límite para la participación era el 22 de abril. Los últimos cabildos celebrados, los de la Aurora, Cautivo, Ferroviarios y Resucitado arrojaron resultados desiguales: la Aurora y el Cautivo participarán con sus titulares marianas, pero Ferroviarios y el Resucitado declinaron participar. Tampoco lo hará el Sepulcro, que ya lo comunicó el mes pasado, convirtiéndose en la segunda tras el Vía Crucis, alegando falta de «motivos pastorales suficientes».

La situación vivida en Granada abre de nuevo el debate sobre las procesiones extraordinarias, ¿son desmedidas? ¿se cumple finalmente con los fines que requeriría la presencia de imágenes cristíferas y marianas recorriendo las calles? Y más allá, ¿se cuida el componente religioso en Semana Santa?