Entre tanta expectación por el exorno floral o las marchas seleccionadas para tocarse detrás de un paso, parece diluirse el interés de las hermandades por conservar el patrimonio documental. Sin embargo, no siempre sucede así. Quizá porque no tiene tanto tirón entre la prensa, las informaciones relativas a nuevos hallazgos o aspectos de una determinada corporación quedan relegados a un segundo plano.
Esta semana se conocía el hallazgo del contrato original de ejecución tanto del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz como de Nuestra Señora de Consolación y el Niño Jesús, documento encontrado en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, institución a la que el único «pero» que puede ponérsele es el horario que tiene, tan solo de lunes a viernes de nueve menos cuarto a dos y media de la tarde, tan parecido al de otra cercana institución, como es el de la Hemeroteca Municipal.
Pues bien, entre sus fondos la historiadora e investigadora de la Universidad de Córdoba, Laura Tinajero Márquez, ha encontrado el contrato de ejecución del crucificado que, si bien se sospechaba, aún no estaba acreditada. Pero lo más sorprendente ha sido que Roque Balduque fue también quien realizó la imagen de Nuestra Señora de Consolación y del Niño Jesús. Se detalla asimismo el precio, veinticuatro mil maravedíes.
La labor de especialistas no puede pasarse por alto por parte de las hermandades. Un ejemplo cercano se halla en la hermandad de la Soledad, de Alcalá del Río, con el grupo de investigación histórica que tanto ha aportado para el conocimiento de la religiosidad popular. Entre otras, las reglas de la hermandad de la Soledad de San Lorenzo, las de la extinta corporación de Santa Ana, en Triana, o la también desaparecida de los caballeros de la Asunción.
Con una mayor formación por parte de quienes engrosan la nómina de hermanos, sería interesante que se potenciara desde dentro el estudio y análisis del patrimonio documental, que tantos frutos nos daría para el conocimiento y difusión del pasado, contextualizando y poniendo en valor la riqueza que desde hace siglos atesoran las hermandades.