El Cirineo, Opinión

El Cirineo | La penúltima payasada para llamar la atención a costa de los cofrades

Con la excusa de la recurrente celebración de la basura, travestida de Cultura, que regalan cada Cuaresma a los sevillanos un grupo de provocadores que utilizan la cercanía de la Semana Santa para conseguir una notoriedad y, ¿por qué no decirlo? para reírse de los cofrades y tocarles un poco la entrepierna, bajo el nombre de semana santa heterodoxa (con minúsculas), que tiene el sorprendente -o no- beneplácito de famosos programas radiofónicos cofrades que se financian con el dinero de todos -que defienden que una puta calavera sobre un “lecho” de color es arte y se quedan tan panchos- y la presencia entre sus participantes de historiadores del arte y supuestos capillitas y amantes de las hermandades, colaboradores de grandes medios de comunicación hispalenses, frecuentes defensores de despojar a la Semana Santa de su componente religioso para prostituirla y convertirla en una mera manifestación artístico histórica, un conocido tuitero malagueño -para mí no es más que un tuitero, que últimamente elevamos a los altares del arte a cualquier pelagatos, con carrera y exposiciones o sin ellas-, ha creado la última payasada -en realidad penúltima porque vendrán más- para llamar la atención a cuenta de las cofradías, la que ilustra esta columna de opinión.

Una especie de montaje, tan bueno como el que haría cualquier adolescente para un trabajito de instituto, que muestra la cara de David Bowie en la parte superior recortado y colocado sobre el cuerpo de Jesús Despojado. Y créanme que me sorprende, porque he visto por internet cosas del tal Lázarus y no alcanzo a entender cómo alguien que hace lo que hace ha sido capaz de perpetrar semejante engendro. Durante el día de ayer varios cofrades indignadísimos me enviaron la obra -permítanme la licencia- manifestando su elocuente cabreo. Yo, ¿para qué les voy a decir otra cosa? a estas alturas ni siquiera me enfado cuando llegan a la pantalla de mi smartphone determinados subproductos. Más bien me provocan hilaridad, sensación de ridículo y vergüenza ajena y poco más.

Es cierto que si está misma “creación” -otra licencia- la hubiese vomitado alguien con el claro ánimo de insultar a los cofrades estaría ahora mismo ardiendo Twitter, pero como esta mamarrachada tiene el aplauso, el apoyo y el beneplácito de aquellos de los que les hablaba en el primer tramo de esta columna de opinión, pues aquí no passssa nada, miramos hacia otro lado e intentamos buscarle un componente artístico a un engendro que no busca más que provocar la reacción iracunda de muchos porque ya saben que “si el arte no provoca reacción en el público no es buen arte” e idioteces similares que repiten hasta el hartazgo pseudoculturetas, insultadores oficiales del costumbrismo, que le están haciendo un daño irreparable al arte y a las cofradías en los últimos años.

En mi humilde opinión este cartel, o lo que sea, es bazofia que únicamente merece un hueco en el estercolero más cercano. Sin más análisis -busquen y lean la descripción del artista y descojónense-. Como las habituales portadas de cierta revista que edita un grupo de foreros. Y probablemente no merezca reacción alguna, ni mucho menos una humilde columna de opinión. Solamente la chanza y la risa frente al intento de provocación y escarnio. Pero si alguien puede perder su precioso tiempo en parir esta clase de producción “artística” -tercera licencia-, ¿por qué no voy a poder reírme de ellos en público en el uso de mi irrenunciable libertad? Porque esto no me parece arte sino poco más que un patético meme tuitero y me apetecía decirlo. Un meme ridículo, una payasada absurda que ha de provocarnos un rato de carcajadas y ya está. El arte es otra cosa y no debe confundirse con recortables ridículos cuyo único objetivo es cabrear al personal. Una cosa es la irreverencia y otra la gilipollez. Y demasiadas gilipolleces nos rodean en nuestra cotidianidad cofrade -y demasiados gilipollas- como para perder más tiempo que el que ya he perdido en comentar esta estulticia.