El pasado mes de febrero nos hacíamos eco en Gente de Paz de la decisión de la Hermandad del Perdón de Córdoba de retirar a su titular cristífero del culto de manera inminente para ser intervenido por su autor, el imaginero cordobés Francisco Romero Zafra, en lo que la propia corporación de San Roque calificaba como «una intervención menor». En concreto, según ha explicado el artista, la intervención ha consistido en la implementación de un sistema nuevo de potencias y retocarle el desgaste que tenía en el pelo y barba. Romero Zafra ha precisado que «de paso le he dado una suave limpieza«. El espectacular resultado salta a la vista a tenor de los que muestran las imágenes.
Se da la llamativa circunstancia de que la imagen ha estado en el taller del imaginero siete meses ya que llegó a finales de febrero y el posterior confinamiento propició que permaneciera allí durante todo este tiempo. Una estancia que ha llenado de satisfacción a Romero que ya explicaba a este medio que «Nadie esperaba esto, pero ya que ha ocurrido, me he sentido orgulloso de tener después de 27 años a mi segundo cautivo, ya que el primero, está en Villargordo, un pueblo de Jaén. Cuando lo desnudé, lo vi por primera vez desde su creación y me sentí muy bien emocionalmente, ya que no podía ponerle ninguna pega, en cuestión de anatomía, ya que es completa, excepto los brazos que son articulados y policromía, me siento orgulloso de él».
El Señor de Perdón ha abandonado esta misma noche los talleres del prestigioso artista cordobés, quien ha confirmado a este medio que la venerada imagen sagrada ha sido trasladada a la Iglesia de la Trinidad, donde mañana será expuesta al culto público, junto con su Madre María Santísima del Rocío y Lágrimas. Ello se debe a que la sede canónica de la cofradía cordobesa, la Iglesia de San Roque, está restringida para el uso de la residencia de ancianos que allí se encuentra debido a las limitaciones ocasionadas por la crisis sanitaria.
La impactante talla, es la primera imagen cristífera que Francisco Romero Zafra realizó para Córdoba y sin duda es una muestra clara de evocación hacia los grandes maestros de la imaginería barroca andaluza, como son Juan Martínez Montañés y Juan de Mesa, ya que se puede ver las facciones de dramatismo neobarroco presentados en la boca entreabierta , los golpes de gubia en la zona de la barba y el pelo, y por supuesto el semblante divino que nos muestra al Señor del Perdón, haciendo clara alusión a su advocación en la mirada.
La imagen de Nuestro Padre Jesús del Perdón, que refleja el pasaje evangélico en el que el Hijo de Dios comparece en el Juicio ante Anás, mientras es abofeteado por un sayón, en presencia de un Sanedrita, San José de Arimatea y otros dos sayones, es una efigie de talla completa, que mide 1.80 cm de estatura y se muestra maniatado a la espalda, con el cuerpo erguido y la cabeza girada ligeramente hacia la derecha, en actitud de escenificar el momento en concreto que representa, la bofetada.
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