Vestidores y bordadores habrá muchos y variados, pero si hay un artista que busca la excelencia, la perfección y el arte en cada una de sus obras, tanto de vestimentas como de bordados, ese es el artista sevillano D. José Antonio Grande de León.
Continuador directo de los antiguos vestidores de la ciudad, aquellos que durante décadas nos dejaron imágenes de ensueño en las diferentes dolorosas. José Antonio tuvo una amistad inolvidable con todos ellos; Paco Morillo, Diego Colchero, Antonio Fernand, Pepe Asián, Antonio Garduño y sobretodo con Pepe Garduño.
Grande de León ha seguido el reflejo de todos ellos, siendo polifacético, adaptándose a cada imagen, dotando a cada Virgen de un sello propio y haciéndonos recordar las estampas del ayer en pleno siglo XXI.
La magia, el embrujo y como se adapta José Antonio a sus dolorosas, se puede contemplar en todas sus hermandades. Creador de las vestimentas antiguas como puede ser en la Soledad de San Buenaventura y el Socorro, estilos clasicos con Dulce Nombre y Gracia y Esperanza, así como de barrio con el Baratillo.
Un querubín (como asi lo llamaba Dolores Galvez, su primera camarera, su maestra en el bordado y una gran bordadra del Taller de Elena Caro) que nació desde la cuna con un alfiler y un dedal en las manos, soñando con ser algún dia vestidor y bordador de la Madre de Dios. Aún se recuerdan por San Lorenzo las primeras vestimentas de María Santísima del Dulce Nombre y un niño de dieciocho años poniendo todo su corazón para dejarla guapa para el Martes Santo.
Grande de León lleva toda la vida en el mundo de las cofradías. Con siete años comenzó a vestir imágenes de pequeño formato y con catorce años la Soledad de Osuna fue la primera dolorosa. Más de treinta años dotando de maestría y arte a la Madre de Dios en muchos lugares de nuestra geografía andaluza y también de España.
José Antonio tiene esa gracia y ese duende dentro de su corazón para ponerlo al servicio de María Santísima, sus hermandades y sus queridas camareras que tanto lo quieren y admiran por ser una persona humilde, honrada, afable, amigo de sus amigos y teniendo una sencillez que enaltece el arte en sus manos.
Los que vivieron en el pasado pasado tuvieron el honor de conocer a Rodríguez Ojeda, las hermanas Antúnez, Pepe Garduño, Esperanza Elena Caro…y los que vivimos en el presente tenemos la gran suerte de poder conocer a José Antonio y disfrutar de sus obras en la actualidad.
Habrá un antes y después de Grande de León en la Semana Santa de España y eso lo podemos ver en la actualidad, ya que la mayoría de los vestidores actuales beben de su forma de vestir. Un artista comparable a Juan Manuel Rodríguez Ojeda en nuestros tiempos.
En un mundo tan complicado y difícil como es la Semana Santa, José Antonio ha sabido estar siempre en el candelero por su forma de trabajar; las obras que salen desde su Taller de Bordados, teniendo actualmente un crecimiento exponencial, como se puede comprobar en los últimos trabajos para la Macarena, Redención, Baratillo o la Soledad de San Buenaventura, así como por sus vestimentas.
Grande de León siempre es una persona seria y comprometida con su labor artesanal, que pone su corazón en cada puntada, muy querido en sus hermandades y premiado por multitud de asociaciones y entidades, destacando el Premio Demófilo 2022 a la obra permanente por la realización del manto procesional de la Imagen de Nuestra Señora de la Soledad de San Buenaventura, concedido por la Fundación Machado.
Y esta próxima Madrugá, La Macarena llevará la saya que tanto amor y sentimiento macareno derrochó Grande de León en cada una de sus puntadas en hilo de oro. Fe, Esperanza y Caridad para una obra que realza más si cabe todo el conjunto de bordados que porta la Santísima Virgen. No hay mayor premio que ese, La Reina de Sevilla llevará una pieza bordada por las benditas manos de José Antonio por su amor a la Madre de Dios.