Vaya semana de calor, cualquiera se pone a corregir los últimos trabajos de Historia. Imperio Bizantino, Contrarreforma Católica o Reinado de Isabel y Fernando…
Menos mal que, de vez en cuando, este mundo me da alguna alegría, como la última noticia relacionada con personas de una Hermandad a la que pertenezco.
Y no me alegro del hecho en sí, pues creo que es un «marrón» gordo a puertas de un Cabildo. Me alegro porque me he dado cuenta que aún en este mundo quedan personas honradas y honestas.
Personas que no es están dispuestas a comulgar con ruedas de molino, ni a ocupar un sillón porque sí, a cualquier precio.
Supongo que habrá sido una decisión dura, pues abandonar un barco al que muchos desean embarcar por el mero hecho de navegar entre olas de flashes y mareas de libros de historia.
Por eso hoy, quiero terminar dándole mi enhorabuena a esa persona que ha demostrado su honradez y sensatez en este mundo cargado, en muchas ocasiones, de hipocresía y egocentrismo.