José Antonio Cabello Montilla, escultor con mayúsculas, nace el 24 de agosto de 1979 en Córdoba. En los años 80, a muy corta edad y sin antecedentes familiares en el gremio, siente en su interior su verdadera vocación; “la necesidad de modelar, de crear y trasmitir”. “Con plastilinas y pellas de barro que le facilita su madre”, comienza su andadura “en la azotea de casa”. Recuerda con mucho cariño su “primer nacimiento en barro para el colegio y su primer “pasito” para la asignatura de plástica, sus primeras obras; sus primeros elogios”. Esta inquietud le hace inclinarse desde el principio por la escultura religiosa.
José Antonio nace “imaginero porque lo siente”, pero también se hace imaginero “mediante el esfuerzo, el estudio y el compromiso personal”. Es fundamental para “él la religiosidad y la fe en tu vida creativa, profundizando en su formación religiosa para la representación de los distintos Misterios”. Para cada una de las obras que realiza, estudiará y se documentará a conciencia, de ahí “un resultado final muy variado fruto de la experimentación”, pero siempre enmarcado con su propio sello personal. Prueba de ello, nos dice Cabello, y por citar uno de los ejemplos que nos comenta; “al realizar la escultura de Teresa de Lisieux”, cuyo boceto ocupa un lugar preferente en su taller, y cuya fotografía se encuentra recogida en el reportaje fotográfico de esta entrevista, José Antonio ha leído y con detalle “Historia de un Alma”, libro que a todos nos recomienda.
“La unción es importante y necesaria en imaginería religiosa, como generadora de verdaderas devociones”
A mayor abundamiento, nos indica el escultor, que pone sus “ojos de creyente al servicio del propio proceso de transformación de la materia, colaborando de este modo en la propia unción de la imagen, para que el espectador que la contempla aprecie también este aspecto que puede resultar para algunos complementario, pero tan importante y necesario en imaginería religiosa como generador de verdaderas devociones”.
Continuando con la entrevista, se gradúa en Artes Aplicadas a finales de los 90 y continúa su formación en las Escuelas Taller de la Merced durante cuatro años respectivamente en los talleres III y IV de 1997 a 2002; aprendizajes que le aportan “gran soltura con apenas veinte años”. Son “años convulsos en los que se combina la formación en Artes, la Escuela Taller y el trabajo en el arte del dorado en el taller de Rafael Barón”, que le llevará, por aquellas cosas de la vida, a conocer a Antonio Bernal.
Conoce a Francisco Romero y a Antonio Bernal cuando compartían taller, “quedando como aprendiz de Antonio Bernal durante tres años una vez se produce la separación del taller común de ambos imagineros”. No encuentra las palabras para agradecer a su Maestro la “atención plena que le dispensó con sus enseñanzas, enalteciendo su faceta docente al compartir esos conocimientos que la experiencia y la dedicación te reportan con el tiempo”. “Es en su taller donde verdaderamente aprende el oficio, la profesión y los conocimientos que requieren mayor especialización”, y de donde sin duda saldrá preparado para “afrontar el reto de abrir su propio taller”. José Antonio defiende a capa y espada el compañerismo en el gremio de la imaginería, donde se trasmiten los conocimientos de maestro a aprendiz. Una vez convertido el aprendiz en maestro, le toca a José Antonio cerrar el ciclo para compartir también su experiencia e influir en la formación de su alumno.
“En ningún momento ha perdido la intuición ni la ilusión de los primeros años, sino todo lo contrario”
A la pregunta de si queda lejos de esta entrevista el año 2001 cuando expone en Espartinas, Sevilla su primer busto de Cristo y una dolorosa en la II Exposición Nacional de Imaginería; nos responde que “ha pasado muy rápido el tiempo, relatando el proceso de ejecución de distintas imágenes”, comenzando a petición del entrevistador, por ser belenista, con el maravilloso Misterio bendecido por el Señor Obispo esta pasada Navidad para el Cabildo Catedral de Córdoba, destacando además del estilo, los estofados y dorados de las piezas que componen el Belén. También destaca José Antonio en las restauraciones y en la especialidad de dorado que su taller trabaja; y en los procesos de restauración de imágenes religiosas, donde se aprende mucho del oficio, sobre todo en lo que le aportan las buenas imágenes que ha tenido la oportunidad de restaurar, y donde se pueden estudiar con detalle las composiciones y los materiales.
Continua hablándonos sobre las Imágenes que más han gustado. En primer lugar, de la Virgen de la Caridad de Cabra, en el año 2004, espléndida dolorosa que sin duda lanzara a la fama a José Antonio, y donde se aprecia la belleza sin igual de esta advocación que rebosa juventud al contemplarla, y que el imaginero consigue expresar en sus ojos también, dulzura y madurez.
“La inspiración se lleva dentro, y para cuando no sea así, tal como decía Picasso, que Dios quiera que me coja trabajando”
El año 2007 es muy señalado y especial para José Antonio Cabello en su calendario, por cumplirse una de sus mayores ilusiones, tallar para la ciudad califal una Imagen Titular. Con gran acierto, la Pro Hermandad que ahora es protagonista en la Córdoba cofrade, realiza para deleite de sus hermanos y devotos, la Virgen de la Salud y el Traspaso, cuyo busto en barro preside una de las estanterías de su taller, boceto que aparece fechado a 11-05-2007, y que es Titular del Cristo de las Almas que este viernes para la historia bendice y presenta su Pro Hermandad a Córdoba en la Parroquia de la Consolación. Su director espiritual, el Rvdo. Sr. D. Joaquín Pérez, expresa con gran elocuencia en la página corporativa de este Grupo Parroquial, que sus hermanos se encomienden a Ella, Madre de la Salud y el Traspaso, y para que se encomienden desde hoy, viernes 5 de abril de 2019, a la Imagen de su Hijo Yacente, el Stmo. Cristo de las Almas, para que junto a Ella, sea símbolo de nuestra Fe, Esperanza y Caridad.
El escultor ha representado en la segunda advocación de esta Virgen el dolor por el sexto y séptimo puñal, elemento de la iconografía mariana muy presente en nuestra Semana Santa. “Bendita seas que sufres el sacrificio de tu hijo, bendita seas Piedad, que sufres ahora en tu corazón el acogimiento de tu hijo muerto en tus brazos y su propio entierro”.
“En la actualidad se puede innovar más con los rasgos expresivos de las imágenes que con el propio estilo hiperrealista”
En la Virgen Titular de la Pro Hermandad que bendice al Santísimo Cristo de las Almas, se aprecia la evolución del escultor que gana en técnica y en experiencia. Nos confiesa José Antonio Cabello que “en ningún momento ha perdido la intuición ni la ilusión de los primeros años, sino todo lo contrario. Cuando aborda nuevas imágenes trabaja con la imaginación durante todo el día, nunca desconecta del todo. La inspiración se lleva dentro, – nos confiesa -, y para cuando no sea así; tal como decía Picasso, que Dios quiera que me coja trabajando”. Y, sin duda, lo hace. Utiliza el modelo del natural para las anatomías y rostros de imágenes secundarias. Nunca utiliza el natural para los rostros de las imágenes Titulares, que siempre son fruto de su propia imaginación e inspiración.
El entrevistado nos revela que experimenta con nuevos materiales, sobre todo en los acabados, “siempre dentro de una línea estética clásica para elaborar su obra, que recoge de los modelos griegos a los barrocos, valorando positivamente el resultado de la fase final de la obra en cuanto a las veladuras en las policromías y pátinas, en las que destaca con gran maestría, y en las que se detiene principalmente en los ojos de sus imágenes, destacando la mirada como lenguaje personal donde se agolparán los sentimientos más controvertidos”. Por ello, entiende que “en la actualidad, en el gremio de la imaginería, se puede innovar más con los rasgos expresivos de las imágenes que con el propio estilo hiperrealista”. Y sin duda vuelve a acertar José Antonio, que admira a Ortega Bru, como escultor contemporáneo, planteando el resultado efectista de una imagen cuando se transforma de lo natural.
En el día de hoy renueva José Antonio Cabello su sueño de tallar una Imagen Titular para Córdoba, en esta ocasión Cristífera, con la advocación de las Almas. Sin duda una talla portentosa que lleva su sello personal y que no nos dejará indiferentes. Y es que a él le produce “un sentimiento muy especial tallar un Cristo Yacente” cuya realización requiere de gran destreza y que formará parte de un nuevo reto que esperamos contarles muy pronto cuando realice el resto de las imágenes que componen el grupo escultórico.
“Cuando la imagen terminada abandona el taller no existe ni tristeza ni desazón, sino todo lo contrario, la emoción y alegría de que se bendiga porque se sublima el propio proceso de ejecución de la imagen”
Esta Imagen Titular de la Pro-Hermandad del Traslado al Sepulcro, el Santísimo Cristo de las Almas representa una evolución del artista, cuyo resultado nos ofrece un estudio completo de la anatomía de la Imagen, de las telas del sudario y de su expresión. Porque José Antonio es el escultor de la expresión, porque capta lo espiritual sobre lo humano, porque contrapone la serenidad en el rostro a las señales del dolor en el cuerpo, porque refleja el sufrimiento y la flagelación al mismo tiempo que desvela la dulzura y esperanza; y porque es capaz de exteriorizar con la misma gubia los severos rasgos “post mortem” de Cristo y preponerle la felicidad de la cercana Resurrección.
Recordamos las propias declaraciones de José Antonio, cuando en 2004, la prestigiosa revista Escuela de Imaginería publicaba su consolidación como imaginero con una entrevista y reportaje fotográfico con fotografía de Manolo Gómez en la contraportada de su Virgen de la Caridad. Por aquel entonces decía: “la valía de un buen imaginero se demuestra con la complicación de poder expresar la flacidez de un cuerpo muerto mediante un estudio de anatomía y telas y asimismo expresar el dolor de María”. Ustedes mismos lo podrán comprobar esta misma tarde al contemplar el nuevo Cristo de las Almas.
¿Y cómo vive nuestro escultor el vacío que dejan las Imágenes cuando marchan de su taller, un taller pequeño, pero con mucho arte; y cómo vive el vacío que le deja el Cristo de las Almas que hoy abandona su lugar de trabajo donde pasa largas jornadas? Su respuesta es distinta a la mayoría de los artistas que entrevistamos, puesto que para él “no existe ni tristeza ni desazón, sino todo lo contrario, la emoción y alegría” de que se bendiga una imagen suya, “porque se sublima el propio proceso de ejecución de la imagen que ahora estará para el culto y devoción, cumpliéndose el objetivo fundamental para la que fue creada y abordando con emoción ver acabado un trabajo” cuyo resultado final tendremos la oportunidad de conocer esta tarde de viernes 5 de abril de 2019, a las 20:30 horas en la Parroquia de la Consolación de Córdoba.