Soledad, Expiración, Descendimiento, Conversión, Dolores y Sepulcro. Este será finalmente el encaje del Viernes Santo, tras la incorporación de la Hermandad de la Conversión a la nómina de corporaciones que realizan estación de penitencia en la Santa Iglesia Catedral y la negativa a la propuesta de cierre de la jornada, en el que Sepulcro y Dolores, han intentado cerrar el Viernes Santo por este orden sin éxito toda vez que, pese a que se trataba de una pretensión que beneficiaba a ambas cofradías, se ha encontrado con el abierto rechazo de Palacio que, en virtud de la opinión de que el día debe concluir con la cofradía que representa en la calle el entierro de Cristo, no ha visto con buenos ojos que el Sepulcro no fuera la última cofradía en el orden de paso.
Tanto es así que desde ciertas instancias se llegó a proponer que todas las hermandades de la jornada avalasen con su firma este extremo, algo a lo que algunas de las hermandades en liza no estaban dispuestas a materializar, en la creencia de que, más allá de mostrar su apoyo a la pretensión de las dos hermandades, no era una cuestión que les afectase directamente. La cuestión ha quedado solucionada con un veto que perjudica a ambas cofradías. Un veto que ha emanado de Palacio y ha sido ejecutado por la Agrupación de Cofradías ya que la norma establece que es el órgano competente para ratificar (o no) los itinerarios presentados por las cofradías.
Así, al concluir la Carrera Oficial los Dolores seguida por el Sepulcro regresarán hacia el centro por Deanes y Conde y Luque. Entre las razones alegadas, sometidas a la opinión de cada cual, se encuentra la presuntamente imperiosa necesidad de que el obispo participe en la última procesión de la jornada, una razón, como mínimo, cuestionable.
Con la adopción de este acuerdo, que se ha tenido que dilatar unos días tras la reunión del pasado 12 de febrero, y que no descarten que sea recurrido por las corporaciones afectadas -pese a que no vaya a servir de nada- que entienden que contraviene una norma que no especifica en modo alguno ningún criterio que límite el orden de paso de las cofradías por carrera oficial, se concreta la fisionomía de una jornada sometida a un intento de revolución que se ha quedado en conato, con el ánimo de dotarla de la necesaria estabilidad con vista a los años venideros, aunque a la vista de los vetos inesperados, todo puede ocurrir en los próximos años.