Hoy en día, afortunada o desafortunadamente, el volumen de composición de marchas de cualquiera de los estilos musicales procesionales es muy elevado, con un gran número de estrenos año tras año que suenan, en mayor o menor medida, tras los pasos en Semana Santa. Sin embargo, y tal y como dice el refrán, lo difícil no es llegar -a componer una marcha, en este caso-, sino mantenerla. Son muchas las composiciones que se estrenan un año y al poco tiempo su interpretación queda relegada al cajón de la Casa Hermandad correspondiente, por desgracia. Sin embargo, algunos autores han logrado, gracias a su talento y brillantez, que sus composiciones se extiendan a los repertorios de bandas de casi cualquier punto de Andalucía. Tal es el caso de David Hurtado, Pablo Ojeda o Víctor Ferrer, entre muchos otros. Hoy me gustaría dirigir la mirada hacia este último. El brillante compositor granadino es artífice de uno de los mayores éxitos de la música procesional de la última década: la marcha “Mi Amargura”. Una composición a la que en un principio le costó hacerse hueco en los repertorios de las bandas. Dedicada a María Santísima de la Amargura, titular de la Hermandad granadina de la Oración en el Huerto y compuesta en el año 2007. Una vez su presencia se hizo habitual en las bandas de música de nuestra tierra, quedaba el último reducto que se resistía a su interpretación: Sevilla.
Que la Semana Santa sevillana ha vivido hermetizada en sí misma durante décadas es una opinión que vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo. Afortunadamente, parece durante los últimos años que se han abierto pequeñas rendijas en lo que a la música procesional se refiere que han permitido que un soplo de aire fresco se pasee por las calles de la bella Híspalis, como puede ser la contratación de la B.C.T. Rosario de Cádiz por parte de la Hermandad de la Sed. Sin embargo, el perfecto exponente de esa apertura de puertas es la marcha “Mi Amargura”, de Víctor Ferrer. Siguiendo un símil futbolero, se dice que cuando un futbolista de la cantera de un equipo despunta por su calidad, termina derribando la puerta de la primera plantilla. Algo así, salvando las distancias, sucedió con la marcha.
Recuerdo escucharla por primera vez tras el palio de la Virgen de los Dolores de mi ciudad, y rápidamente me cautivó a pesar de ser la primera vez que la escuchaba. Algo debe tener la marcha “Mi Amargura” para haberse convertido en una de las más demandadas en todos los palios de nuestra tierra. No me pregunten qué, puesto que uno de música entiende lo justo, que más bien tiende a ser poco. Pero ese don especial la ha llevado a sonar en muchos pasos de nuestra geografía. Incluidos las Hermandades sevillanas, que al comienzo se resistieron a interpretarla tras sus pasos de palio, pero han terminado por rendirse ante la evidencia.
Comenzó sonando “Mi Amargura” en Sevilla tras el palio de La Milagrosa en el año 2012, gracias a la Banda de Música de Enrique Galán de Rota, que acompañaba al palio por aquel entonces y era la única banda que pisaba la Semana Santa sevillana que la llevaba en su repertorio para interpretarla en la calle. La formación roteña hizo sonar la marcha de Ferrer un año después en la Basílica de la Macarena durante su concierto de marchas procesionales. Luego, poco a poco se comenzó a escuchar en más Hermandades de Vísperas, como San José Obrero, y poco después, en ciertos puntos del recorrido de Hermandades de Penitencia de la Semana Santa Sevillana tras algunos palios como el de Guadalupe, la Consolación de Nervión o el Rocío, el Lunes Santo. Y finalmente terminó por sonar en sitios clave del itinerario como la mismísima plaza de La Campana por la Virgen de las Angustias de los Gitanos o en la popularísima calle Pureza en la recogida de la Esperanza de Triana. De igual forma, ha sonado en procesiones extraordinarias como la de los Gitanos en el año 2013 o la de la Paz en 2016. Afortunadamente, en la actualidad su interpretación es, afortunadamente, habitual en casi cualquier Hermandad hispalense.
Además del ejemplo sevillano, que convenía destacar dada su histórica reticencia a interpretar marchas foráneas, es obvio que su interpretación se extendió por Andalucía de forma inexorable. Palios como el de la Estrella de Jerez, la Esperanza de Cádiz, la Misericordia y la Amargura de Granada, el Buen Fin de Córdoba, la Esperanza de Huelva, la Caridad y Consolación de Jaén, la Estrella de Almería, y el trono de la Virgen del Rocío de Málaga, por terminar con el recorrido andaluz. Obviamente, son tantos pasos de palio a lo largo y ancho de nuestra geografía los que han llevado en algún momento los dulces acordes de la marcha “Mi Amargura” que resultaría imposible mencionarlos a todos.
A pesar de que “Mi Amargura” es indiscutiblemente la marcha más popular de Ferrer, este posee en su haber varias marchas que encajan a la perfección con el paso de palio andaluz. “Concha”, “Dulce Nombre de María” o “Bendita Amargura”, son otras de las marchas procesionales del músico granadino que suenan en muchos pasos de palio de nuestra Semana Santa.
Vaya desde estas humildes líneas mi reconocimiento al maestro Víctor Ferrer, creador de una marcha capaz de haber emocionado al cofrade andaluz en general y de hacer que cualquier paso de palio navegue con elegancia, gracejo y poderío. “Mi Amargura” es una marcha que capta perfectamente la esencia e identidad andaluza en relación con la Semana Santa. Permite un diálogo callado del público con la venerada imagen, levanta los cansados corazones de la cuadrilla y provoca aplausos que nacen del corazón del cofrade andaluz. Una marcha exquisita para un patrimonio cultural eterno de Andalucía: sus pasos de palio.