La Dolorosa preside un bellísimo altar en el presbiterio del templo
La Virgen María, como Madre del Señor y de la Iglesia, es siempre un faro de luz, esperanza y consuelo para todos sus hijos, que acude a ella constantemente a ella para acojerse a su bendito manto.
Y eso es lo que ocurre desde ayer en la Iglesia de San Nicolás, en pleno Casco Histórico, donde la Virgen de la Candelaria baja desde su altar hasta el presbiterio, prácticamente a la misma altura de sus hermanos y devotos, coincidiendo con la Fiesta de su advocación.
La Señora aparece exquisitamente vestida con el portentoso manto de salida bordado en plata, saya blanca bordada en oro, fajín de color rojo, tocado de encaje y la magnífica corona.
La Virgen de la Candelaria se acerca a los fieles coincidiendo con su festividad. Fotos: José Ángel García.
Todo ello completado con un extraordinario altar de cultos, con un dosel tras la Imagen Mariana junto a numerosos ramos y frisos de flores; así como distintas tandas de candelería, conformando un haz de luz destacando aún más la presencia de la Señora.
El redactor gráfico de Gente de Paz José Ángel García regala a los lectores una preciosa galería fotográfica de este culto.
La Virgen de la Candelaria continuará en veneración esta misma tarde de 17 a 20 horas, culminando así este culto tan importante para los miembros de la corporación.