Patrocinio nos trae un otoño anticipado. Cuando el sol se pierde por las altas torres de la Cartuja, la pena de la Madre del Cachorro inunda de tristeza el viejo arrabal.
Todavía hace calor pero todo terciopelo es poco para abrigar el corazón helado de una dolorosa que perdió al hombre que le dio la vida.
Ahora, Álvarez Duarte está junto a Ella en aquel lugar donde marcharemos alguna vez, tan lejano y próximo al mismo tiempo.