El culto externo invade Andalucía y decenas de procesiones recorren cada fin de semana las calles y plazas de nuestra tierra. Es una buena señal, es lo que queríamos y lo que tanto hemos reivindicado, ya que la evangelización en las calles, es parte esencial de nuestras corporaciones y por lo tanto, por lo que se fundaron.
Los cofrades, estamos actuando con responsabilidad y estamos siendo todo un ejemplo y yo que me alegro por todo ello, tanto por que se recupere el culto, que la música suene, que los costaleros se igualen y que los espectadores se emocionen y vivan su fe con su mascarilla puesta.
Pero amigos, no todo es las manifestaciones públicas de fe ¿Qué pasa con los cultos? ¿Qué pasa con la formación? ¿Y con las reuniones y el compromiso cofrade? ¿Ya ni las procesiones nos llaman la atención? Esta es la desilusión que llevo viviendo en los últimos meses, el ver, como los cofrades se han desinflado y el pasotismo reina en ellos.
Si, parece que solo queremos procesiones, que solo queremos la bulla, la calle, pero… ¿Y el resto qué? Hay muchos hermanos en primera línea trabajando por el día a día y cuando dejamos de ir, cuando dejamos de cumplir nuestras obligaciones cofrades, los mismos se desaniman y se preguntan que si solo queremos procesiones en la calle.
La Semana Santa está cada vez más cerca, no tengamos nuestra mirada solo puesta en ella, trabajemos por nuestras Cofradías y Hermandades, porque la paciencia todo lo alcanza, pero los que están en primera línea, muchas veces piensan si merece la pena tanto esfuerzo para luego nada.