Portada, Sevilla

Santa Marta aprueba la restauración de la Virgen de las Penas

Los hermanos de la Hermandad sevillana de Santa Marta han celebrado este martes una trascendental asamblea que ha tenido lugar en la parroquia de San Andrés situada en la plaza Fernando de Herrera número tres. El objetivo de este cabildo de índole extraordinario era la presentación y aprobación de la propuesta de tratamiento de la imagen de Nuestra Señora de las Penas a ejecutar por parte del prestigioso conservador y restaurador Pedro Manzano Beltrán. Una propuesta que ha recibido el beneplácito de los hermanos de la corporación hispalense. La Junta de Gobierno realizó la propuesta de restauración al Cabildo General tras detectarse algunas alteraciones pictóricas en la imagen en las habituales revisiones que se realizan a los titulares.

La intervención la llevará a cabo el propio Pedro Manzano que informó al Cabildo General y que en sus propias palabras se trata de “una intervención conservativa de importancia menor”. Se realizará una limpieza de la policromía y el restablecimiento de pequeños puntos afectados por el uso de alfileres. También serán sustituidas las articulaciones de las manos por unas más versátiles y con mayor facilidad de uso. La imagen será retirada del culto en los próximos días y el plazo de ejecución previsto es de tres semanas.

La imagen de Nuestra Señora de las Penas es una obra de madera policromada, de gran envergadura formal y elegante y dulce modelado, que presenta una serena mirada frontal, fosas nasales dilatadas y la boca entreabierta que permite ver los dientes tallados. En su interior se encuentra un documento en el que puede leerse: “Ave María Purísima sin pecado concebida, ruega por nosotros y ampáranos ahora y en la muerte”.

Posee siete lágrimas que brotan de los bellos y grandes ojos de cristal. La encarnadura, de técnica oleosa pulimentada, es de tono rosáceo pálido en las mejillas, ojos, cuello y manos, y ocre marfileño en el resto. Las manos presentan los dedos estilizados y algo flexionados. Según el hijo del autor y estudioso de la obra de Sebastián Santos: “esta Dolorosa de gran belleza y corrección de líneas pertenece a la etapa de grandes realizaciones. Condensa lo mejor de todas las anteriores”.

Entre la prolífica producción de su autor, esta Dolorosa de las Penas se considera realizada en su época de madurez (1951-1965) “reflejando el talante propio de las mejores Dolorosas de Sebastián Santos”, siendo la cuarta que ejecuta para la ciudad de Sevilla, tras la del Refugio de San Bernardo (1938), Concepción del Silencio (1954), y la de los Dolores del Cerro del Águila (1955).