La Dolorosa recibió el calor de cientos de cofrades en su traslado a Santa Ana
Noche de emociones, pasión y nostalgia en la calle Pureza junto a la reina y señora del arrabal Trianero.
Se superaban las 20 horas cuando la Virgen de la Esperanza cruzaba el dintel de la Capilla de los Marineros entre los cantos de la Salve por parte de sus hermanos y devotos.
La Señora partía hacia la Real Parroquia de Santa Ana para presidir su septenario dos años más tarde, pues han pasado nada más y nada menos que 24 meses y una pandemia mundial desde que se suspendiera este traslado en marzo de 2020.
Era un día especial, y por ello la Dolorosa lucía la saya blanca bordada magistralmente por las hermanas Ángeles y Carmen Martín Cruz en 1968.
Asimismo, tal y como detallaba la cofradía esta mañana, estrenaba el enriquecimiento del manto denominado del “Ave María”, en el que se aprovechan bordados antiguos provenientes de la cenefa del techo de palio del taller de Olmo de 1918 y de las bambalinas del Convento de Santa Isabel de 1951, confeccionándose este manto como tal en 1984 en el taller de Caro, y siendo restaurado, enriquecido y pasado a nuevo terciopelo, ahora de color morado, por el taller de Charo Bernardino, cuyas labores concluyeron a inicios del presente año, siendo el autor del diseño de la ampliación del dibujo de esta pieza nuestro hermano Francisco Javier Sánchez de los Reyes.
Por otra parte, la toca de sobremanto es la de Benjamín Pérez, bordada por este autor en 1989 y que fuese donada por la coronación canónica pontificia, celebrada el 2 de junio de 1984.Finalmente, sobre sus sienes porta la Esperanza la corona de plata sobredorada labrada en el taller del orfebre Jesús Domínguez en 1963, y que le fuese impuesta a la Señora en diciembre de aquel año por monseñor José María Cirarda Lachiondo, obispo auxiliar de Sevilla por aquel entonces.
Respecto al exorno, las andas estaban engalanadas con diversas flores de tonos morados y rosáceos.
Todo el conjunto resplandecía en esta noche despejada de Cuaresma, y la Virgen avanzaba entre una masa de fieles camino del templo mayor del barrio.
Los ojos de sus devotos transmitían la ilusión y el gozo por estar allí, por rezar a la Virgen, por vivir ése momento tras los momentos tan complicados que se han vivido.
En apenas 60 minutos, la Esperanza llegaba a Santa Ana poniendo así el punto y final al extraordinario acto.
La siguiente cita será desde el domingo y durante toda la semana próxima en el septenario que se celebrará en la catedral de Triana.
El domingo 28 de marzo, la Virgen de la Esperanza volverá a la Capilla de los Marianeros desde las 12 del mediodía y acompañada de la Banda Santa Ana de Dos Hermanas.