Córdoba, Galerias

Un irrepetible conglomerado de fe que recordaremos para siempre

La ciudad de Córdoba vive días mágicos por obra y gracia de la presencia en sus entrañas de algunas de las imágenes devocionales más importantes de la diócesis. Representaciones maravillosas e irrepetibles de la figura de Jesucristo, depositarias de la fe imperecedera e incalculable, transmitida de generación en generación, que conforma la esencia de la religiosidad popular de nuestras ciudades y pueblos y que da sentido a sus más hondas y puras tradiciones.

Imágenes cristíferas que ya comienzan a habitar entre los muros de los templos cordobeses compartiendo espacio vital con las que forman parte de la memoria colectiva de la capital que poco a poco son entronizadas en sus pasos o en las parihuelas en las que serán trasladadas a la Santa Iglesia Catedral para formar parte de esta muestra única que ha despertado el interés mediático y social en los cuatro puntos cardinales de la geografía cofrade. Mientras, decenas de cordobeses, inquietos y curiosos, comienzan a rebuscar tras las puertas que dan acceso a los templos, la escena jamás presenciada con anterioridad.

Con el objetivo de almacenar en el altar del recuerdo algunas de estas presencias irrepetibles, nuestro compañero Raúl Hernández ha comenzado a peregrinar por los rincones de la ciudad para dejar testimonio gráfico de unas jornadas que pasarán a formar parte de nuestra historia. Ánimas en San Lorenzo, El Nazareno de Palma de Rio en Maria Auxiliadora, El Buen Suceso y Jesús de las Penas en San Andrés, El Nazareno de Espejo en San Pedro, El Cristo de las Penas y su Madre Desamparados en Santiago y el Señor de la Oración en el Huerto, el Señor Amarrado y el Nazareno del Carpio en San Francisco… todos ellos conforman un irrepetible conglomerado de fe inabarcable y preciosa cuya brillantez recordaremos para siempre…