Cádiz vivió una jornada tremendamente histórica el pasado 17 de septiembre con motivo de la procesión Magna celebrada en la ciudad por el 300 aniversario de la colocación de la primera piedra de la Catedral de Cádiz. La ciudad puso su nombre a la altura que merece en el olimpo de las Semanas Santas de Andalucía, con una imaginería excepcional, un personalísimo estilo de carga y de andar, y unos enclaves por los que transitan las hermandades, que convierten cualquier chicotá en un auténtico sueño hecho realidad. Por ello, nos proponemos desde este portal rescatar algunos momentos vividos en la antigua Gades en tan importante acontecimiento, que bien podría ser un punto de inflexión en lo que se refiere al prestigio y repercusión de su Semana Santa.
Una novedad sin precedentes. La bella Efigie de Nuestro Padre Jesús de las Penas y su puesta en escena acompañada, por vez primera, por dos sayones cedidos por la Hermandad del Cautivo de Mairena del Alcor y por las Imágenes de San Juan y San Pedro ofrecidas por Cofradías de Jerez de los Caballeros y Cáceres. Una representación inédita en la que la bella Talla concebida por el fallecido Luis Álvarez Duarte, ocupó una posición privilegiada acaparando el centro de todas las miradas en cada chicotá ejecutada hacia el desenlace de este gran día.
Y es que la preciada escenificación del momento posterior al prendimiento del Señor tuvo a su lado al complemento adecuado en forma de pentagrama el cual protagonizó la magnífica Banda de Cornetas y Tambores de la Unión de Baena en su visita a la hermosa tacita de plata para confirmar el buen momento que vive la propia formación en el delicado arte de la excelencia musical.
Sin más dilación, no hay más que ver el vídeo que nos trae el famoso canal cofrade sevillano, «erbeso», en el que el misterio de la Archicofradía del Pilar avanza imponente por la calle San José a los sones de la formación cordobesa que ejecuta con gran maestría dos composiciones clásicas de la Banda de la Presentación al Pueblo de Dos Hermanas. «Mi Cristo Moreno» y «Madre», ambas de Raúl Rodríguez Domínguez, fueron las obras escogidas para sonorizar la escena del Cristo prendido entre la multitud agolpada en la estrecha calle. Un cuadro perfecto grabado en la memoria colectiva de los cofrades gaditanos.