Córdoba comienza a descontar las horas con la mirada puesta en el instante en que la tranquilidad del periodo estival de la ciudad, donde se acrecienta la sempiterna quietud que se encuentra íntimamente enraizada en la idiosincrasia cordobesa, se ve profundamente alterada por la presencia de la Virgen del Tránsito camino de la Santa Iglesia Catedral.
En estos días previos, San Basilio se convierte en un hervidero de devotos que rinden visita al besapiés de la Virgen yacente del Alcázar Viejo, Aquella que inunda con su esencia cada año la jornada de la Asunción convirtiendo su peregrinar en una tradición indisoluble al mes de agosto a orillas del Guadalquivir.
Nuestro compañero Antonio Poyato, como cada año, ha acudido a su presencia para regalarnos esta magnífica crónica gráfica de un evento que siempre acompaña las vísperas de una de las jornadas más hermosas del estío de la ciudad de Córdoba.