Un océano de fe incontenible ha recibido a la Paloma de Capuchinos a su salida de las Mezquita Catedral tras ser coronada por el obispo Demetrio Fernández. Una bulla incontestable que evidencia el infinito caudal de devoción que representa una de las imágenes marianas más importantes de la ciudad de Córdoba.
Las campanas de la torre de la Mezquita Catedral anunciaban que María Santísima de la Paz y Esperanza coronada, la dulcísima niña de Juan Martínez Cerrillo, atravesaba la frontera que separa el bosque de columnas de la antigua Mezquita aljama del Patio de los Naranjos para dar comienzo a una salida procesional triunfal en la que la Virgen, entronizada en su paso de palio de plata, está recorriendo en loor de multitudes las calles de su ciudad, más convertida en suya que nunca.
Unos instantes para el recuerdo almacenados para siempre en la memoria colectiva de los miles de andaluces que han querido ser partícipes de esta jornada histórica.