La hermandad de Las Aguas ha cumplido el deseo del artista Luis Álvarez Duarte, tal y como había puesto de manifiesto a sus más allegados, de que sus restos mortales descansen a los pies de la Virgen de Guadalupe, en la capilla de Nuestra Señora del Rosario, lugar a donde fueron trasladados el pasado jueves, tras el permiso que ha concedido el Arzobispado de Sevilla, en una sencilla ceremonia presidida por el Reverendo Padre Gregorio Sillero, director espiritual de la hermandad.
El 13 de septiembre, familiares y cofrades lloraron por el fallecimiento de Luis Álvarez Duarte. Desde los días previos, todo el universo cofrade se hallaba en vilo por el ingreso en la UCI del afamado imaginero tras sufrir un ictus. Este artista es uno de los artistas más prolíficos y trascendentes del último cuarto del siglo XX y principios del XXI con obras repartidas por todas las provincias andaluzas. De su mano llegó la revolución a la imaginería, dotándola de una capacidad productiva y fructífera que, hasta ese momento, no había conocido dicha plenitud.
El Cristo de la Sed o la Virgen del Patrocinio, en Sevilla; Soledad, Cristo de la Providencia, Reina de los Ángeles o Rosario, en Córdoba; Jesús de las Penas o la Esperanza, en Cádiz; Jesús de Salud y Pasión o María Santísima del Rosario del Mar, en Almería; María Santísima de la O, Sagrada Lanzada o el conjunto Escultórico de la Coronación de Espinas, en Jerez; Gracia y Esperanza y Mayor Dolor, en Granada; Dolores y Victoria, en Huelva; Cristo de la Expiración o Cristo de la Buena Muerte, en Jaén y Linares; Paloma, Paz o Merced, en Málaga. Así como un sinfín de obras en sus respectivas provincias, amén de tallas repartidas por gran parte de la geografía española (Badajoz, Ciudad Real, Madrid, Murcia, Zamora, Albacete o Alicante) y fuera de nuestras fronteras (Argentina, Colombia, Cuba, Estados Unidos o Venezuela).Su vocación artística le viene desde muy temprana edad y, aunque en su formación hay numerosas connotaciones que lo definen como autodidacta, recibió enseñanzas de imagineros de la altura de Francisco Buiza, Sebastián Santos Rafael Barbero y Antonio Eslava. A su vez, asistió a clases en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla. En este contexto autoformativo destaca que, entre 1980 y 1984, realizara continuos viajes a Italia, que incluyeron una estancia en la Escuela de Restauración de Florencia, entrando en contacto con diferentes obras del Renacimiento y el Barroco italianos. En esa etapa, Álvarez Duarte muestra un especial por la obra del artista napolitano Gian Lorenzo Bernini, si bien estudia también a otros de los grandes como Miguel Ángel.Su primera gran obra es la Virgen de Guadalupe, para la Hermandad sevillana de las Aguas, que realiza cuando apenas cuenta con 15 años. Su primer trabajo cristífero va a ser el Cristo de la Sed, en 1970. Su consagración va a llegarle en seguida (abril de 1973), cuando entregó la nueva talla de la Virgen del Patrocinio a la Hermandad de El Cachorro, en sustitución de una imagen anterior que resultó totalmente destruida en un incendio. A partir de esos años, su labor productiva va a ser incesante y de un alto nivel de calidad. También ha concebido importantes obras de carácter no religioso, destacando el monumento a la bailaora Pastora Imperio, a Juan Manuel Rodríguez Ojeda, a fray Serafín Madrid, al torero Manolo Vázquez, Raphael; así como bustos a «Paquirri», Rocío Jurado, Juana Reina, Ruiz de Lopera, José Manuel Lara o Pepa Flores. Ha recibido numerosas distinciones, entre las que destaca especialmente su nombramiento como miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría de Sevilla.