La Hermandad de Palmeras vivirá un próximo Miércoles Santo histórico, uno de los más importantes de su historia, con el estreno de su nuevo crucificado, que presidirá su próxima estación de penitencia. Una jornada que pasará a formar parte indisoluble de la historia de la hermandad y de la de toda la Córdoba Cofrade que tendrá un prólogo de lujo el próximo domingo 19 de febrero, cuando la nueva imagen del Santísimo Cristo de la Piedad, tallado por Antonio Bernal, sea bendecida por el Obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en la Santa Iglesia Catedral, una vez finalizada la Eucaristía Dominical, siendo trasladada posteriormente en Vía Crucis, entronizada en una parihuela, a la Parroquia de San Antonio María Claret del barrio de Palmeras en Córdoba.
Se trata de una escultura en madera de cedro real dentro de los cánones clásicos barrocos del siglo XVII, representando a Cristo muerto en la Cruz sujeto con tres clavos. De estudio anatómico completo y con algunos detalles muy personales que acompañan a esta Obra clásica; tales como sudario tratado dentro del estilo más personal del artista. Se refleja, además, un exhaustivo tratamiento de las telas y un anudado más novedoso mediante juego de borlas. Estamos ante una obra de una belleza, dulzura y espiritualidad contrapuesta a la tensión propia y traumática de una muerte en la Cruz, que presenta una inclinación en el torso de 42º sobre el estípite, posición que hace posible que la Imagen se descuelgue o incline hacia adelante con gran aplomo para estirar los brazos apoyando su peso sobre la pierna izquierda.
Su cabeza se inclina ligeramente hacia la derecha y clava sobre su sien las alargadas espinas, algunas de ellas traídas de un desierto de Perú, que forman parte de una corona de gran volumen que cierra una cabeza de serpiente en una melena recogida encima del hombro derecho, para destacar a cada lado un mechón de pelo en forma de trenza o rulo judío. Los ojos se encuentran ligeramente entreabiertos, partiendo de su izquierdo una gran lágrima que compensa el dramatismo de la herida e hinchazón del pómulo y de la espina sobre su ceja.
El tabique nasal es prolongado y sus pómulos pronunciados, las cejas bien señaladas confieren al rostro de la imagen idénticos síntomas de relajación provocada por la placidez de la muerte, confiriendo en la Imagen una gran serenidad frente a unos rasgos muy masculinizados. El resto del estudio anatómico comprende las heridas producidas en su hombro derecho al soportar el peso de la Cruz, las heridas propias de la Pasión, en costado, piernas, etcétera. En la policromía goza de un mayor protagonismo la presencia de la Sangre como recurso impresionista y la encarnadura abarca mayor colorido en tonos grises, morados y violetas. La Cruz que ha realizado José Carlos Rubio Valverde acompaña a la perfección al crucificado en su diseño, talla, grosor y policromías.Se ha expresado la paz y serenidad y los signos de la Pasión, en definitiva, mediante un estilo impresionista donde el dolor y la angustia de la muerte de Cristo protagonizan y compensan el verdadero mensaje de su Amor por el hombre.