Portada, Sevilla

Canela, clavo y Cayetana

Se cumplen 7 años de la desaparición de la Duquesa de Alba, una de las hermanas y bienechoras más influyentes de la cofradía de los Gitanos

Siglo XX. Década de los 50. Sevilla. Una joven Cayetana de Alba, heredera de uno de los ducados más importantes de Europa, comienza su entrañable relación con una de las hermandades con más renombre e historia en la ciudad: Los Gitanos.

La duquesa quedó totalmente asombrada desde el primer momento con la serenidad del Señor de la Salud, y la belleza morena de la Virgen de las Angustias.

Virgen de las Angustias y Señor de Salud. Foto: Alejandro Sigüenza.

Ella estuvo vinculada a diferentes hermandades como El Baratillo, El Cachorro o La Macarena, pero fue en los Gitanos donde puso todos los esfuerzos y el cariño necesario para ayudar La corporación del Viernes Santo a ser lo que es hoy.

Nunca quiso destacar pese a su rango, y ejercició como una hermana más; pero su cariño siempre desinteresado y las atenciones prestadas a su hermandad la hicieron merecedora de todas las distinciones.

Cayetana fue camarera de honor de María Santísima de las Angustias, le donó el manto burdeos de salida (que llevan en su parte central el propio escudo de la Casa de Alba), así como los actuales respiraderos y candelabros de cola.

Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud. Foto: Wikipedia.

Junto a ello, esta grande de España también ayudó a sufragar la reconstrucción de la antigua Iglesia del Valle, hoy Santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y sede canónica de la hermandad.

Y por si esto fuera poco, en los momentos más delicados de la cofradía, cuando no tenían un lugar en el que guardar algunos de sus preciados enseres, la duquesa cedió dependencias del Palacio de las Dueñas para tal fin.

En agradecimiento, la hermandad visitaba todos los años, durante su Estación de Penitencia en la Madrugada del Viernes Santo, a su querida hermana, que salía a la puerta del mencionado palacio para contemplar a sus Titulares.

Incluso en los últimos años de su vida, la cofradía siguió visitando a la noble madrileña, que debido a su avanzada edad recibía al Señor de la Salud y a la Virgen de las Angustias en Dueñas a primera hora de la mañana.

La corporación gitana fue incluso testigo del amor de la aristócrata con el que se convertiría en el año 2011 en su tercer marido, Alfonso Díez.

Duquesa de Alba con su marido, Alfonso Díez, su hijo Cayetano y el antiguo hermano mayor de los Gitanos, Pepe Moreno, ante los pasos de la cofradía. Foto: Estadio Deportivo.

El vínculo de la cofradía sevillana y la duquesa ha sido y es indeleble. Hasta tal punto que Cayetana pidió ser enterrada en el santuario que vió resurgir, el mismo en el que tantas veces rezó a sus Imágenes.

Ese hecho tendría lugar a finales del año 2014, días después de aquél 20 de noviembre en el que la duquesa retornaba a la Casa del Padre. Parte de sus cenizas reposan desde ese momento en una de las capillas del Santuario de los Gitanos, junto al Cristo de la Salud y su Bendita Madre de las Angustias Coronada.

7 años han pasado de aquel momento, pero su recuerdo permanece. Miles de sevillanos, cofrades y hermanos de la corporación se acercan no ya en esta fecha, sino diariamente, a honrar y venerar la tumba con los restos de la noble española.

Tumba de Cayetana de Alba en el Santuario de los Gitanos. Foto: Wikipedia.

Ella fue siempre la duquesa de la gente, las tradiciones y la sencillez. Amante de Andalucía, Sevilla y sus cofradías, llevó lo mejor de nuestra tierra por todo el mundo.

El legado y el ejemplo cristiano y de vida de la duquesa seguirán presentes en el corazón de cada sevillano, y de cada hermano de los Gitanos.

Por eso la ciudad huele hoy igual que en cada Madrugá, a canela y clavo, ya que ésa era su esencia, la esencia de Cayetana.