Con la venia | El año jubilar

El Miércoles de Ceniza fue testigo y protagonista de un acto relevante a nivel espiritual y cofrade, una ceremonia en la que se aunó trascendencia, bondad y belleza.

A estas horas hay cientos de fotos que nos transportan al evento y algunas crónicas que detallan exhaustivamente lo vívido en el templo parroquial del Salvador y Santo Domingo de Silos. Un acontecimiento como el rito de la apertura de la puerta Santa, por el obispo de la diócesis, dando comienzo al Año Jubilar concedido por la Santa Sede en honor del 450 aniversario de las primeras reglas conocidas de la Hermandad del Santo Sepulcro; aunque los estudiosos y conocedores de la primitiva historia de la cofradía no descartan que la hermandad fuera erigida incluso décadas anteriores; al que seguían la celebración de la misa del Miércoles de Ceniza y segundo día de Quinario a Nuestro Señor Jesucristo del Santo Sepulcro.

No nos detendremos en detalles, la página web de la hermandad puede dar toda la información que el curioso y el fiel necesiten sobre lo que es un año jubilar y el significado de las indulgencias que el creyente puede alcanzar participando y viviéndolo. Lo que sí nos gustaría es ponderar como ese ase acto, o la sucesión de ellos, de manera indeleble liga a los que fueron con los que estamos.

En la iglesia de la plaza de la Compañía hubo no sólo un acto litúrgico, de gran calado, sino también un evento radicalmente cofrade con un significado profundo y estimulante para todos los que tuvimos la suerte de estar presentes. Los responsables de la Hermandad del Santo Sepulcro, con su cabildo de oficiales al frente, cuidaron todos los detalles para que la belleza del rito superara las expectativas de todos los congregados. Un rasgo el de la belleza que era acompañada por un simbolismo avasallador con diferentes estratos de lecturas para los diferentes públicos, pero que al mismo tiempo pueden resumirse en un mensaje muy simple la bondad de la Iglesia perdonando los pecados y errores, como madre amantísima, de sus hijos.

La belleza del rito es hoy una declaración de intenciones, una belleza entroncada con la Tradición como un método, un camino, que nos lleva hacia  la Verdad. Podemos asegurar que quien acudió a la apertura del Año Jubilar con actitud de aprehender más allá de lo meramente material, que podemos conocer por nuestros sentidos, y se dejó arrastrar por el mensaje presente de manera alegórica y simbólica que se nos regalaba dejó jirones abundantes del hombre viejo.

450 años de hermanos, fieles y cristianos que han orado a Nuestro Señor del Santo Sepulcro eso es lo que con vigor celebramos, una línea de acción que enfrenta nuestra propia humanidad y que debemos, hoy, tratar de preservar en estos tiempos tan inciertos como pocos.