Con la venia, Opinión

Esto es un negocio

Vivimos tiempos de penumbra en los que los valores que fueron guías y referentes de las generaciones pasadas son objeto de burla y escarnio por parte de las elites que nos gobiernan y sus medios de propaganda y desinformación.

Sostuvo Toynbee (quien quiera animarse puede verificar que tiene toda una avenida en la ciudad de San Acisclo y Santa Victoria) que todas las civilizaciones se sustentan en una religión, y que cuando esa civilización llega a su fin se rebela contra esa religión que fue su sustrato espiritual. En nuestra sociedad esos materiales vitales que conformaban una forma propia de entender la existencia tenía su ancla en la catolicidad. Hoy podemos contemplar, en nuestro propio día a día, como esa forma de ser católica profesando la Fe es denostada y ridiculizada, una forma que en el mundo cofrade per se era intrínseca y regada con un barroquismo incuestionable.

Y hemos dicho era porque en buena parte es así, el mundo cofrade también está inserto en esta sociedad desnortada y naufraga de valores en la que el compromiso comunitario se minusvalora en pos de ese individualismo absoluto que tiene como fin satisfacer los propios apetitos y en potenciar el ego particular por encima de cualquier regla o ley.

Hoy la palabra dada, sea en un contrato escrito o no, o el honor personal o el de una institución, rasgos que definían el carácter, y que mucho tienen que ver con esa forma de estar en el mundo que era la propia del español, y por ende católica, son tomadas como cosas menores y de otras épocas pasadas. Cosas que superar ya que según se dice en los foros que se llaman cofrades si es por beneficio propio “cualquiera haría lo mismo”, “lo que sea por estar en el foco” o el definitivo y refiriéndose a la Semana Santa: “esto es un negocio”.

La sociedad posmoderna en su apogeo, donde las cosas sagradas sólo son útiles si implican una ganancia material, y por ello toleradas. Tan sagradas para los antiguos como la palabra dada entre hombres. Pero quién necesita hoy a un Lope, a un Cervantes o un Tirso de Molina, y quién presta incluso en el mundo cofrade atención a un Sacramento.