Los actos y cultos que vienen desarrollándose en nuestras hermandades durante la Cuaresma nos dejan instantes para el recuerdo. Puede apreciarse la belleza de las dolorosas en su máxima expresión. Y realzarla aun más con el rico patrimonio que atesoran. Instantes que quedan en la retina caracterizados por el buen gusto.
Todo este camino no es fácil. Cuidar el bordado, las joyas, mantener el espíritu de la corporación de la que son titulares y tener una seña de identidad que las diferencia de las demás, con un sello propio. Pero, sobre todo, cuidar la imagen en sí misma, la devoción de miles de personas que permanece inalterable al paso del tiempo.
El mes pasado Nuestra Señora de los Dolores regresó al santuario de San Lucas después de una intervención efectuada en los talleres de Cristina Espejo y Pepa Segura —a quienes se le debe la restauración del altar mayor, que pudo admirarse tras recuperar el esplendor perdido el septiembre de 2021—. Hasta allí fue trasladada tras la Semana Santa del año pasado. Cuando la dolorosa regresó a su casa, el cambio fue sorprendente. La Virgen había recuperado su policromía, había vuelto a ponerse de relieve la importancia de conservar nuestro legado. Y su encuentro con los jerezanos no se vio empañado por la situación por la que atraviesa la hermandad, en manos de una comisión gestora.

Días más tarde, el 20 de febrero, la sede canónica de las Tres Caídas amanecía mostrando a la dolorosa presidiendo el templo, acompañada por San Juan y Santa María Magdalena. Detrás, Óscar Torres y Juan Manuel Jurado. Todo preparado para el solemne quinario, que comenzó el día 25. En esta ocasión, el retablo parecía un lienzo, con la dolorosa presidiendo una obra de arte enmarcada por pan de oro.
A la hermandad de las Tres Caídas hay que reconocerle su buen hacer. Los pasos que ha ido dando poco a poco son hoy el reflejo de una trayectoria en la que no ha dejado de cuidar hasta el último detalle. Hoy, tercer domingo de Cuaresma, volvimos a darnos cuenta. La Virgen de los Dolores fue expuesta en devoto besamanos. Una cita más para admirar la belleza de una de las grandes dolorosas de Jerez, y para darnos cuenta del esfuerzo de nuestras hermandades por mantener un patrimonio de valor incalculable.
