El colectivo «Feminismos Córdoba» organiza una apostasía colectiva con la intención de provocar sin que a nadie le importe

El colectivo feminista y perfectamente desconocido «Feminismos Córdoba» ha convocado a través de redes sociales un acto de apostasía colectiva y así abandonar la Iglesia Católica. Mediante este acto pretenden protestar contra el obispo de Córdoba, quien supuestamente arremete en unas declaraciones contra el colectivo LGTBI, el feminismo y el derecho de la mujer a decidir sobre su salud sexual. La asociación informa  a través de una nota, de los pasos que se han de seguir para hacer efectivo la apostasía y abandonar definitivamente la Iglesia Católica.

Hasta el momento, la organización ha confirmado la friolera de 78 personas que quieren abandonar el seno de la Iglesia, lo que da buena cuenta del éxito sin paliativos de una medida que se emprendió hace meses. Los convocantes han citado a los potenciales apóstatas el próximo 28 de septiembre, día en el que la ONU celebra el Día Internacional de los Derechos Sexuales y Reproductivos, ante el Registro de la Diócesis de Córdoba a las 11h para certificar su apostasía de manera colectiva. Un gesto secundado por varias asociaciones laicistas y feministas cuyo éxito queda demostrado por las espectaculares cifras que manejan.

En concreto la iniciativa tuvo su punto de partida el pasado mes de julio con un llamamiento que comenzaba con este elocuente párrafo: «Querida amiga (o amigo), ¿Se te erizan los vellitos cada vez que pisas una iglesia? ¿Las declaraciones de los curas en los medios te dan escalofríos? ¿Te entran picores cuando ves un hábito de monja? ¡¡Ráscate!!» Toda una muestra de respeto para aquellos que no comparten su forma de pensar y sus creencias y al mismo tiempo, una verdsdera declaración de intenciones que da perfecta muestra del tipo de individuos que se esconden tras esta delirante e irrisoria propuesta.

Para este colectivo, las declaraciones del Obispo Demetrio Fernández implican «críticas hacia el feminismo, tergiversando la teoría y acción del movimiento, donde desvela una notable actitud misógina que perpetúa la ideología machista afirmando que la mujer debe dar calor al hogar, acogida y ternura mientras que el varón representa la autoridad».

Cabe recordar que las declaraciones del máximo representante de los católicos cordobeses, que tanto han irritado a este colectivo feminista «condenan la interrupción voluntaria del embarazo» considerándolo una «matanza de inocentes» algo que la organización anticlerical considera un ataque pues «la ONU lo califica como derecho», a la vez que interpreta que el obispo atenta contra el movimiento LGTBI porque «reprueba cualquier relación afectivo sexual que se aleje de la unión heterosexual». Juzguen por sí mismos. 

Imaginamos que el obispado de Córdoba se halla inmerso en una honda preocupación por la iniciativa, por un lado por perder a miembros tan sumamente valiosos para la Iglesia, que hacen gala del respeto que exigen en los demás, y al mismo tiempo, por no saber si serán capaces de gestionar nada menos que 78 bajas voluntarias el mismo día. Toda una marea para rasgarse las vestiduras.