Portada, Sevilla

El corazón de Sevilla palpita hoy por ti, Amargura

La Señora de San Juan de la Palma desciende de los altares para consolar a la ciudad tras la pandemia

Dos años han pasado desde que te aguanté la mirada por última vez. Es mucho tiempo para cualquiera, y una eternidad para reencontrarme contigo, Madre.

Minutos antes, estaba temblando. Mi cuerpo se estremecía solo de pensar en estar ante ti y mirarte, y rezarte, y abrirte mi alma como tantas veces.

Las ideas se amontonaban en mi cabeza mientras guardaba la cola. Y todas se evaporaron cuando me postré ante ti, y mis ojos se cruzaron con los tuyos.

Estabas tan hermosa, Madre, que no podía dejar de mirarte. No sé si era el manto, la saya, la corona, la cruz prendada a tu pecho, las flores o la luz de las velas. No lo sé. Ni me importaba. Yo divisaba el bellísimo manto azul, la saya blanca, el dosel, los candelabros … Pero mi retina solo guardaba tu rostro, sereno y misericordioso.

Dos años nos separaban, sí. Posiblemente los más difíciles. Pero la esperanza de estar aquí, a tus plantas, Amargura, hacía pequeña la mayor de las pandemias.

Y así ocurrió. No faltaste a nuestra cita, como lo atestiguan maravillosamente las exquisitas fotos de Benito Álvarez, siempre dispuesto a emocionarnos con su arte fotográfico.

El mes entona sus últimos compases, y todos suenan a ti, a Sevilla y a Semana Santa. Nos hemos reencontrado con nuestra Amargura, y ante eso, no caben más palabras. Tan solo rezarle. Tan solo el silencio. Silencio blanco de noviembre en San Juan de la Palma.