Evangelium Solis, Opinión

“El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir”

Hoy Domingo, España celebramos a Santiago, apóstol, como nuestro patrono. Él fue, según cuenta la tradición, quien trajo la fe cristiana a nuestras tierras. Tenerle como patrono implica tenerle cercano, tomarle como ejemplo de vida evangélica y confiar que interceda por nosotros. Por ello, llega un nuevo Evangelium Solis a Gente de Paz.

Lectura del santo evangelio según san Mateo.

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los hijos de Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.

Él le preguntó: ¿«Qué deseas?».

Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».

Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».

Contestaron: «Podemos»

Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mi concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos.

Y llamándolos, Jesús les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.

Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos»..

Palabra del Señor

En el evangelio de este domingo, está en juego cómo los discípulos de Jesús nunca entendieron, antes de su pasión, lo que se estaba tramando en la vida íntima de Jesús y en su misión de anunciar y hacer presente el reinado de Dios. El discutir sobre los primeros puestos, el entender el mesianismo de Jesús como algo social y político, es algo que responde a la historia verdadera de los seguidores de Jesús. Pedro mismo, recibe el reproche más fuerte que podamos imaginar para el primero de los Doce, precisamente por no aceptar que el Mesías (Jesús en concreto), pudiera sufrir, porque esa no era la tesis oficial del judaísmo que ellos, desde luego, compartían. Se habla de cuando “reines”, lo cual denota la visión política del asunto y lo que los discípulos compartían cuando “seguían” al profeta de Galilea.

El sentido del reinado que Jesús anuncia, reinado de Dios precisamente y no de él directamente, queda truncado con la expresión de lo único que pudo prometerles a los hijos del Zebedeo, y a los Doce, y a todos los que sean sus discípulos: “beber la copa” que es “pasar todo un trago”. Es el anuncio de una prueba dolorosa que a Jesús no se le escapaba para él y para los suyos. Esto nos recuerda, inmediatamente, la escena de Getsemaní, que el mismo tuvo que afrontar desde su experiencia y psicología humana. ¿Por predicar un Dios así, un mensaje de liberación, las bienaventuranzas para los pobres y limpios de corazón, se debe pasar por este “trago”? ¡Sin duda! Eso es lo que les puede prometer Jesús a Santiago y Juan y a los Doce. Porque esa “copa” es la única que los hombres permiten al profeta del reinado de Dios. Y con ello se deshace el deseo ardiente de los primeros puestos, de triunfar, del poder… El mensaje de Jesús lleva en su entraña el desposeerse de muchas cosas, pero especialmente el desposeerse de “triunfar” o al menos de triunfar venciendo a los demás. Con el mensaje de Jesús se gana perdiendo, es decir, dando la vida a los otros como “pro-existencia” verdadera.

El desmontaje del poder, poniendo como ejemplo la actitud de los jefes de este mundo, es proverbial. Los verbos que se usan son elocuentes: tiranizar y oprimir. Esa es la historia verdadera de los jefes y los imperios o reinos de los hombres. El reinado de Dios, causa de Jesús, tiene un verbo más elocuente “servir”. La aplicación que se hace en el dicho al Hijo del hombre, es decir, al mismo “yo” de Jesús no deja lugar a dudas. Se trata de “servir dando la vida”. No es simplemente el verbo “servir” a secas que puede sonar simplemente a esclavitud. Porque no se trata tampoco en el cristianismo de “ser esclavos”. No es ese el sentido. El cristiano no es “esclavo” ni del mismo Dios, porque Jesús no quiso hacernos esclavos de Dios. Por tanto “servir dando la vida” por muchos, es decir, por todos, es lo específico de Jesús y lo debe ser de sus seguidores. Eso es triunfar y beber la copa, y pasar el trago del seguimiento. Por eso la palabra “rescate” debe tener ese sentido de redención o liberación. Es el término técnico para que los prisioneros de guerra o los esclavos lograran su libertad. Por tanto, redención debe significar “vivir haciendo vivir a los demás”, “dando vida a los demás”; ese es el precio. Eso es lo que Jesús promete a los Zebedeos.