Portada, Sevilla

El taller de Óscar Caballero realizará una nueva parihuela y la adaptación del paso para el futuro misterio del Buen Fin

Darío Fernández ha sido el encargado de realizar la maqueta con las imágenes secundarias que acompañarán a partir de 2024 al Santísimo Cristo del Buen Fin en su paso procesional

La Hermandad del Buen ha informado de que en la tarde de ayer, miércoles 3 de mayo, se llevó a cabo la firma del contrato con el taller de Oscar Caballero para la realización de una nueva parihuela y adaptación del paso para el futuro misterio.

El pasado 20 de octubre, tuvo lugar el Cabildo General Extraordinario en el que Darío Fernández presentó a los hermanos de la corporación la maqueta de las imágenes que acompañarán a partir del año 2024 en su salida procesional de cada Miércoles Santo al Santísimo Cristo del Buen Fin.

Para componerla, el primer punto y más fundamental, vino dado por la Hermandad, y es el pasaje que se quería representar. José de Arimatea entrega a un soldado romano el permiso que previamente le Concedió Pilato, para descender de la Cruz a Nuestro Señor Jesucristo y posteriormente enterrarlo. Aparecen también en la escena, Nicodemo y María Magdalena.

Darío Fernández destaca que ha sido muy importante a la hora de decidir, la prioridad de destacar al Señor tapándolo lo menos posible, creando una escena sin estridencias, expresiva, naturalista, pero también idealizada, donde cada personaje tiene identidad y comunica algo siempre pensando en enfatizar la divinidad que representa la imagen del Señor del Buen Fin. Se ha buscado que tenga sobriedad y clasicismo, dada las características que tiene nuestro Titular.

“Si hablamos de la composición -explica-, tengo que decir que se crea con teatralidad, inspirada en la pintura, sobre todo barroca. Las imágenes rodean a Cristo, quedando el Señor en el centro de la composición”.

Explicando una a una, José de Arimatea, que lleva una escalera y el lienzo para amortajar el cuerpo del Señor, le entrega el documento al soldado romano que hace la guardia, y que con gesto éste de cogerlo, se apoya en su lanza. Estas dos imágenes, se sitúan detrás del Señor, así se consigue si vemos el paso de frente o de espalda, enmarcar y abrigar al Titular en la composición.

Nicodemo se sitúa delante y a la izquierda, si vemos el proyecto de frente, y carga con sus dos manos la otra escalera, algo agachado y con la mirada compasiva y fija en Cristo, está en actitud de llegar a su destino. Esta imagen nos adentra en la escena y nos lleva al Señor desde cualquier punto de vista que se aprecie.

A María Magdalena se la ha situado en el sitio que se considera más importante, que es junto a Cristo, por ser la discípula amada de Nuestro Señor y primera persona que ve y disfruta de la presencia de Jesús Resucitado, estando a su lado derecho de rodillas y abrazada a la Cruz. Este gesto está muy representado a lo largo de los siglos en el arte cristiano, tanto en la pintura como en la escultura, sobre todo retablística, y muy poco vista de esta forma en los pasos procesionales de nuestras Hermandades y Cofradías. También con este gesto, se hace un guiño simbólico al abrazo de San Francisco, devoción muy querida en esta Hermandad.

Si observamos el conjunto en planta, todas las imágenes configuran una línea en zig-zag que va desde Nicodemo hasta Arimatea. Si lo observamos de frente, la primera figura, Nicodemo junto con la escalera, forma una diagonal que acompaña a la otra diagonal con la que está compuesta la figura de María Magdalena. Estas líneas le dan a la composición dinamismo y tensión. También cabe destacar las dos líneas verticales que generan la escalera de José de Arimatea y la lanza del soldado romano, éstas le dan verticalidad a la composición y junto con las dos citadas imágenes, enmarcan al Señor.

Toda la escena se desarrolla en un monte pedregoso, de la misma altura que el actual, en el que se encuentra una serie de símbolos como el cráneo de Adán, la túnica del Señor y el tarro de ungüentos de María Magdalena, a lo que sumamos también la citada Sábana Santa o las dos escaleras que nos hablan de la Resurrección del Señor y del triunfo de Cristo sobre la muerte, en definitiva, del Buen Fin de Nuestro Señor Jesucristo.

El pasado 19 de septiembre los hermanos del Buen Fin decidian de manera mayoritaria que el Santísimo Cristo del Buen Fin volviese a procesionar acompañado de unas imágenes secundarias que representen el mismo pasaje evangélico que hasta el año 1997 se podía contemplar cada Miércoles Santo.

Dario Fernández, destaca por el naturalismo que imprime a sus imágenes en una corriente artistica en la que la factura de sus tallas empasta perfectamente con el estilo del titular, de forma que de sus manos podrá salir un misterio del siglo XXI que perfectamente podría parecer que fue realizado en el siglo XVII. Diversos expertos en la materia así lo atestiguan.

Fernández, nacido en 1973, fue discipulo de Antonio Dubé de Luque; en su taller aprendió la disciplina de la imagineria, al mismo tiempo que cursaba, en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artisticos de Sevilla, las especialidades de Escultura en Madera y Piedra y Cerámica, ingresando posteriormente en la Facultad de Bellas Artes de Sevilla. En su largo currículum destacan innumerables premios, reconocimientos o menciones honoríficas, asi como exposiciones organizadas con su obra.

Destaca la importancia de su presencia en la exposición titulada “Lo sagrado hecho real” en la National Gallery de Londres, muestra en la que se expuso la mejor escultura y pintura del siglo de oro español con autores como Martinez Montañés, Juan de Mesa, Ruiz Gijón, Alonso Cano, Pedro de Mena, Velázquez o Zurbarán entre otros.