Una historia tan prolífica en hermandades deja corporaciones ancladas en el pasado. No es extraño en una ciudad donde la religiosidad popular ha calado tan hondo. Es inevitable que hay devociones que emergen frente a otras que comienzan un declive en ocasiones sin retorno mientras que otras aguardan esperando mejores tiempos. Estos pueden llegar para las hermandades o puede que lo haga solo una parte de la misma, como sucede con aquellas imágenes que pasan a formar parte de otras corporaciones y que en su dilatada historia contienen capítulos de tiempos pasados.
En Sevilla siguen creándose nuevas agrupaciones, hay hermandades que se mantienen en pie y también hay otras que están próximas a expirar. Aunque se piense que no las hay todavía, un ejemplo lo encontramos en la Parroquia de Santa María la Blanca. El próximo día 5 celebrará la solemnidad de la Virgen de las Nieves, imagen que antaño llegó a procesionar algún 15 de agosto, aunque ahora nos parezca impensable. Esta es la hermandad más conocida de la antigua sinagoga. Existe otra, que está inactiva.
Aunque el origen de la Hermandad del Sagrado Lavatorio, Cristo del Mandato y Nuestra Señora del Pópulo está en San Esteban, poco después sus hermanos se trasladan a Santa María la Blanca. Diego García de Santa Ana talla el crucificado, mientras que la dolorosa, la Virgen del Pópulo es obra de Pedro Nieto, quien la realizaría en torno a 1640. En cuanto al San Juan, talla anónima del XVI, fue restaurada por Montes de Oca. La historia es bien conocida, tratada en diversos medios, también aquí. Pero lo que interesa ahora va más allá de una mirada al pasado, camina hacia el futuro.
Si en 1672 Justino de Neve se esfuerza porque esta hermandad supere la crisis en la que se encontraba sumida fusionándose con la sacramental de dicho templo, aquel capítulo sería lo suficientemente importante en la corporación como para que hoy en día no se hable de que esta hermandad está extinguida sino inactiva. Y es que el aspecto sacramental se continuó hasta bien entrado el siglo pasado.
Desde que una hermandad entra en inactividad hasta que se da como extinguida han de pasar cien años. No falta mucho para que este hecho le suceda a la corporación que antaño recorría las calles de Sevilla en la tarde noche del Jueves Santo, realizando su estación de penitencia por las estrechas calles de la judería buscando primer templo de la ciudad. Hace aproximadamente diez años un grupo de hermanos pretendió revitalizar esta corporación, pero finalmente los esfuerzos de estos sevillanos no llegaron a buen puerto. Y desde entonces poco o nada se sabe. Hoy no existe ningún deseo de que se revitalice. Nadie pone de su parte para sacar del olvido, aunque tan solo sea con culto interno, una página que está próxima a desprenderse.