Córdoba

La Crónica | Abrazado a la cruz de la vida

Al otro lado del río hay bullicio en San José y Espíritu Santo. La Hermandad de la Veracruz abre las puertas del templo y pone la Cruz de Guía en la calle.

Tarde de incertidumbre ante la amenaza de nubes en el cielo del Campo de la Verdad. Incertidumbre que puede provocar nervios. Va a ser una Estación de Penitencia en la que templar los nervios y tener un claro saber hacer ante lo que venga.

Córdoba deseaba ver el gran estreno de la Archicofradía, la Cruz de la Vida que el Señor de los Reyes abraza mientras fija su mirada sangrante en el camino que se abre ante sí hasta llegar al Calvario.

La Cruz, obra de Manuel Valera sobre diseño de Francisco de Asís Claros López, al margen de su calidad como pieza que engrosa el patrimonio de la Archicofradía, es todo una alegoría llena de simbolismo que contiene elementos vegetales, la flor del cardo, la rosa de pasión, aceitunas, uvas y azucenas, así como cabezas de querubines y símbolos de las tribus de Israel y de la realeza, propia de la advocación de quien la porta. Realizada en su base en madera color caoba, plata, piedras preciosas y marfil, otorga al conjunto del paso del Señor de los Reyes una armonía que se une a la orfebrería de los faroles que rodean al Salvador.

Sobre suelo de flor roja, se ha encaminado el Señor de los Reyes hacia el Puente Romano a los sones de una mejorable actuación de la Banda de Cornetas y Tambores “Fe y Consuelo” de Martos.

Y los nervios han salido a relucir al querer un miembro del cortejo procesional atravesar por medio de los músicos de la Banda de Música de la Estrella que precedía a la Cofradía de la Veracruz. No contento con hacerlo, se ha encarado con estos músicos, lo que ha demostrado lo que me temía: nervios poco templados ante la situación que se avecinaba y falta de respeto por quienes también están haciendo su Estación de Penitencia, sin capirote, pero con todo el fervor y devoción a su Madre de la Estrella.

La lluvia hace acto de presencia débilmente cuando la Cofradía ha entrado en Carrera Oficial, con la entrada apresurada del paso del Señor que se ha quedado al resguardo que le proporcionaba la Puerta del Puente.

Mientras, María Santísima del Dulce Nombre en su paso de palio que estrena cuatro cartelas en el techo de palio realizadas por Manuel Solano además de nuevas piezas de candelería, aguardaba en el Puente Romano bajo la llovizna fina que caía sobre Ella.

Con piñas puntiagudas de flor blanca, el paso de palio ha podido entrar finalmente en Carrera Oficial, empujando el cortejo, a los sones de la Banda de Música de La Esperanza, con una actuación tan magistral como tiene acostumbrado al pueblo cordobés.

Visto lo acontecido en esta noche, el regreso debía de ser rápido hasta la Iglesia de Fray Albino, y a esperar un nuevo Lunes Santo en el que todo fuese más propicio para disfrutar de una Hermandad que sabe hacer las cosas. Y así ha sido. La cofradía regresó apresuradamente a San José y Espíritu Santo bajo una lluvia que por momentos se convirtió en aguacero.

Especialmente dramática fue la llegada a casa con el señor envuelto en una funda y la Virgen, con plásticos en el techo de palio, andando a paso mudá. La llegada a casa fue recibida con aplausos por parte de los fieles que acompañaron al Señor de los Reyes y a su Madre hasta el último instante de un Lunes Santo que será tristemente inolvidable.