Un nuevo 18 de diciembre ha quedado a fuego grabados en los cofrades de nuestra geografía, amén de la celebración de la Onomástica de la Esperanza, que viene a hacer brillar con una luz especial a una devoción tan arraigada en nuestra tierra como la que se profesa a la Esperanza de, prácticamente, cualquier lugar.
La Hermandad de la Esperanza de La Línea de la Concepción ha celebrado esta jornada de manera intensa en su sede canónica, la Parroquia de San Bernardo Abad, donde la venerada imagen mariana ha recibido una vez más el amor de sus fieles y devotos de corta, mediana y longeva edad. Todo ellos han acudido a las plantas de la imponente dolorosa de Luis Ortega Brú, como cada 18 de diciembre, ávidos de su incomparable belleza y templanza.
Desde las 10:00h la dolorosa ha estado expuesta en Veneración Pública. Posteriormente, a las 12:00h, la Banda de Música Ciudad de La Línea ha ofrecido a las afueras del templo un concierto de marchas dedicado a la dolorosa linense, a la que acompañará el próximo Viernes Santo. Seguidamente, a las 13:30h, se ha procedido a la imposición de medallas a los nuevos hermanos de la corporación linense, y además se han vivido momentos entrañables merced al pase de los niños por el manto de la Esperanza.
Ya por la tarde, a las 18:00h ha tenido lugar la Eucaristía de los niños y niñas de Comunión y Confirmación, y la posterior entrega de alimentos. A las 19:30h, ha sido celebrada la Solemne Eucaristía en honor a María Santísima de la Esperanza, finalizando la intensa jornada a las 20:30h con el canto de villancicos por parte del coro de la Esperanza.
La Línea se ha abrazado, una vez más, a una de las devociones marianas de mayor arraigo popular no solo de la ciudad, sino allende las fronteras del municipio campogibraltareño. Así ha sucedido desde 1951, cuando Ortega Brú tallara a la bellísima dolorosa del Viernes Santo, a la que los linenses se han aferrado con especial fuerza en la época tan complicada que nos ha tocado vivir.