Estamos en el ecuador de nuestra Semana Santa. Una Semana Santa distinta, nueva, que nos deja imágenes impresionantes, duros recorridos para algunos y cambios, muchos cambios para todos, para cofradías, para los cofrades y sobre todo para el público. Una semana que es diferente incluso en lo referente al tiempo, pues se hace hasta extraño no estar continuamente mirando las previsiones meteorológicas y haciendo cábalas entre borrasca, nubes y vientos.
A estas alturas el pulso de la ciudad es muy variado, si tenemos en cuenta la idiosincrasia cordobesa podríamos decir que muchos de los comentarios sobre la nueva carrera oficial no tienen una objetividad o una base sostenible para descatalogarla de una manera tan frontal, bien es verdad que a Córdoba y a los cordobeses, nos cuesta mucho asimilar los cambios, ¿recuerdan los comentarios y las críticas que se vertieron cuando se trasladó la Feria de la Salud al Arenal? Este puede ser un ejemplo perfecto de lo que en el futuro pueda resultar esta nueva Carrera Oficial que hablando claro, nos tiene desubicados a todos. Este nuevo recorrido común ha generado cambios muy sustanciales en recorridos y horarios y nos obliga a planificar muy bien aquello que queremos ver. Ardua tarea para los cofrades que tenemos críos, pues quizás estamos siendo los grandes damnificados en esta nueva andadura, pero nada que no se pueda solventar en los años venideros.
Para mí el entorno está resultando espectacular, pero la mala gestión por parte de quién competa en el tránsito de espectadores, público y peatones hace qué el descontento pueda esta vez estar más que justificado. Zonas de transito colapsadas por la premura en el cierre de las mismas, aun cuando no afectaría para nada al discurrir de las cofradías, tapones en estas zonas motivadas por publico que se agolpa en las puertas de paso bloqueando entrada y salida dificultando el transitar, algo que se puede resolver fácilmente si se pusieran vallas creando pasillos bien definidos de entrada y salida desde bastante metros atrás y haciendo más fluido y seguro el discurrir del público.
En mi opinión es esencial que se mejore de manera urgente estos aspectos, pues si queremos que nos respeten debemos empezar por respetar, debemos entender que no a toda la ciudadanía les gusta la Semana Santa y por tanto no entienden porque deben dar una vuelta inmensa para acceder a ciertas zonas. Los cofrades tomamos prestadas las calles, hacemos uso de ellas y beneficiamos a la ciudad con un aporte extra a toda la oferta turística que esta posee, pero debemos entender que las calles de nuestra ciudad también pertenecen a otros ciudadanos y que la circulación debe estar restringida tan sólo durante momentos puntuales e imprescindibles, por seguridad y por el bien de todos haciendo posible que los cofrades puedan disfrutar de las cofradías en las calles, que los ciudadanos no se sientan privados de movilidad y facilitando el acceso a mayores y pequeños con mayor seguridad.